Lecturas del Lunes, Semana Santa, ciclo C

Pastoral: 
Litúrgica
Date: 
Lun, 2013-03-25

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro de Isaías 42, 1-7

Así dice el Señor: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas.» Así dice el Señor Dios, que creó y desplegó los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, dio el respiro al pueblo que la habita y el aliento a los que se mueven en ella: «Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.»

Sal 26, 1. 2. 3. 13-14 R. El Señor es mi luz y mi salvación

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.

Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen. R/.

Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo. R/.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo,
espera en el Señor. R/.

Lectura del santo evangelio según san Juan 12,1-11

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres? .» Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa llevaba lo que iban echando. Jesús dijo: - «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis.» Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.

II. Compartimos la Palabra

“Sobre él he puesto mi espíritu para que traiga el derecho a las naciones”

En este libro del Deutero Isaías, encontramos los maravillosos “Cánticos del Siervo de Yhawhe”.

La liturgia de la Iglesia los pone a nuestra consideración para que meditemos en ellos a lo largo de la Semana Santa. Lo que el profeta anuncia varios siglos antes, lo vemos cumplido en la persona de Jesús frente a sus enemigos. Hoy leemos el primer Cántico: “Sobre él descansa el Espíritu de Dios, lo ha ungido para que traiga el derecho a las naciones; con él habrá una nueva Alianza entre Dios y la humanidad; él será luz para todos los pueblos, ayudará a todos los necesitados: enfermos, ciegos, cautivos…; promoverá el derecho en la tierra. Todo ello tiene un coste: la persecución y la muerte, pero “él no gritará, no clamará, no voceará, no quebrará la caña cascada”.

Contemplemos la humildad, la mansedumbre con que Cristo se entrega a la muerte por defender la justicia y el derecho y dar la salud a cuantos necesitamos de su ayuda.

Aprendamos de Él a ser fuertes en la defensa del débil, pero también, la mansedumbre ante los problemas que esta defensa nos puede proporcionar.

¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para darlo a los pobres?

Juan sitúa este hecho seis días antes de la Pascua, ello nos conduce a pensar en la intencionalidad del autor. Jesús está cercano a su pasión y muerte, los evangelios sinópticos indican que María se adelantó a perfumar el cuerpo de Jesús, para su sepultura (cf . Mc 14,8; Mt 21,12).

La muerte de Jesús era inminente, tiene muchos enemigos que están buscando un pretexto para matarlo. Los judíos acostumbraban a embalsamar a los muertos; María, derramando el perfume sobre Jesús, se adelanta, así lo confirma el evangelista con palabras de Jesús: “Lo tenía guardado para mi sepultura”.

Al decir que toda la casa se llenó de su aroma, afirma que el perfume era bueno, de gran valor, por lo que Judas reclama que se podría haber vendido por 300 denarios para darlo a los pobres; Juan aclara: Esto lo dijo, no porque le importaran los pobres, sino porque era un ladrón”.

Hoy, muchas veces, nuestra Iglesia también se ve acusada y criticada porque honra a Dios con lo mejor que tiene, pero quien lo hace, olvida que es la institución más cercana a los pobres, la que más se preocupa por ellos, porque como afirma Jesús: “Los pobres siempre estarán entre nosotros. La Iglesia nunca los abandona, son su mayor riqueza”.

Hna. María Pilar Garrúes El Cid
Misionera Dominica del Rosario