Etimológicamente significa “vencedora”. Viene de la lengua latina.
No ignoras la fragilidad de tu confianza en Dios, pro llegarán días en que dirás:"Tú, el Cristo, estabas en mí, y yo, estaba ausente. Estabas siempre en mí, y sin embargo no te buscaba. Habiéndote hallado, te olvido a menudo. Pero tú, el Cristo, continúas amándome".
Nació esta joven en un pueblo de la Ribera de Navarra, fértil en frutas y en flores de santidad.
Pasó la infancia en el pueblo. Cuando llegó a su juventud, se fue a estudiar a Madrid.
Era consciente de que el Cristo habitaba en ella. Por eso, impulsada por él, compaginaba bien sus estudios con la catequesis en las parroquias a las chicas que venían de tanta emigración.
Cuando tenía 20 años, edad para casarse o tener novio, Vicenta María López y Vicuña hizo unos ejercicios espirituales.
De ellos sacó muchas cosas en limpio. Una de ellas fue que no se casaría jamás con nadie: ni con un rey ni con un santo.
Pensó dedicar su vida a las chicas que le habían enamorado su corazón.
Quería darles una educación cristiana, principalmente a las más pobres y abandonadas.
Para este fin, fundó la Congregación de Hijas de María Inmaculada.
Le puso como lema el siguiente:" Mis rosas para Jesús; mis espinas para mí; mi perfume para todos".
Nació el 12 de marzo de 1847 y murió en Madrid el 26 de diciembre de 1890.