La gracia de las lágrimas

2013-04-02 L’Osservatore Romano
Es una gracia especial la que el Papa Francisco invita a pedir: la gracia de las lágrimas. Porque «son precisamente las lágrimas las que nos preparan para ver a Jesús». Lo explicó el martes 2 de abril por la mañana durante la misa celebrada en la capilla de la Domus Sanctae Marthae, en la que participaron, como ya es costumbre, un grupo de empleados vaticanos.

Esta vez asistieron los agentes del Cuerpo de la Gendarmería y de los bomberos de la Ciudad del Vaticano, guiados por el comandante Domenico Giani.

Comentando el episodio del Evangelio en el que Juan refiere la frase pronunciada por María de Magdala «¡he visto al Señor!» después de haberle lavado los pies con sus lágrimas y secado con sus cabellos (cf. Jn 20, 11-18), el Papa Francisco recordó que Jesús perdonó los muchos pecados de esta mujer, porque «ha amado mucho». De este modo, volvió a proponer el testimonio de esta mujer «despreciada por aquellos que se consideraban justos» en el momento en el que debe afrontar «el fracaso de todas sus esperanzas. Su amor —dijo— ya no existe, y llora. Es el momento de la oscuridad». Sin embargo ella «no dice “he fracasado”. ¿Extraño, no? Sencillamente llora. Mirad, algunas veces en nuestra vida las gafas para ver a Jesús son las lágrimas. Hay un momento en nuestra vida en el que sólo las lágrimas nos preparan para ver a Jesús. ¿Cuál es el mensaje de esta mujer? “He visto al Señor”». Es un ejemplo «para el camino de nuestra vida. Todos nosotros —agregó el Papa— hemos atravesado, en nuestra vida, momentos de alegría, de dolores, de tristezas, todos hemos pasado por estas cosas. Pero, y dejó caer una pregunta, ¿hemos llorado? En los momentos más oscuros, ¿hemos llorado? ¿Hemos tenido el don de las lágrimas que preparan los ojos para ver al Señor? Viendo a esta mujer que llora podemos también nosotros pedir al Señor la gracia de las lágrimas. Es una bella gracia. Una bella gracia. Llorar es fruto de todo: del bien, de nuestros pecados, de las gracias, de la alegría también. ¡Llorar de alegría! Esa alegría que nosotros hemos pedido tener en el cielo y que ahora pregustamos. Llorar. El llanto nos prepara para ver a Jesús. Que el Señor nos dé la gracia, a todos nosotros, de poder decir con nuestra vida “he visto al Señor”. “¿Por qué se te apareció?”. “No, no lo sé, pero lo he visto, lo he visto en el corazón. Y porque lo he visto vivo de esta manera”. Este es el testimonio. “He visto al Señor”, ¡bello! Y que todos nosotros podamos dar este testimonio: “vivo de este modo porque he visto al Señor”».

Concluida la misa, el Papa se entretuvo algunos momentos para saludar a todos los presentes. Entre los concelebrantes el arzobispo Baldisseri, monseñor Ricca y los capellanes del Cuerpo de la Gendarmería padre Schiavella y don Pellini.