LA LEYENDA de San Eleuterio y sus compañeros es una de tantas novelas piadosas de origen griego que alcanzaron gran popularidad en épocas poco críticas, como si se tratase de historias verdaderas. Resumiremos dicha novela, ya que sigue exactamente las líneas tradicionales del género y es un verdadero modelo de tales fábulas. Eleuterio era hijo de una viuda romana llamada Antia; fue educado cristianamente por un tal Dinamio, obispo; ordenado diácono a los dieciséis años y sacerdote a los dieciocho, el joven fue consagrado obispo de Iliria a los veinte años. Después de convertir y bautizar al oficial del emperador que había ido a arrestarle, Eleuterio compareció ante Adriano, quien mandó que le atasen sobre una parrilla calentada al rojo vivo. Pero las ataduras se rompieron solas y el mártir se levantó y predicó a la multitud. Entonces Adriano mandó traer otra parrilla más grande, trató de ganarse al prisionero con promesas y amenazas y, finalmente, le puso ante la disyuntiva de abjurar de la fe o morir quemado a fuego lento. El joven obispo no vaciló, pero la hoguera se apagó y no hubo manera de encenderla nuevamente. Entonces, los verdugos arrojaron a Eleuterio en un horno, del que salió dos horas más tarde sin la menor quemadura. El emperador, enfurecido, ordenó entonces que le atasen por los pies a un carro tirado por caballos salvajes; los caballos le llevaron a una montaña, donde un ángel le desató y las fieras salvajes le rodearon, cual mansos corderos. Ahí permaneció hasta que unos cazadores le descubrieron y le entregaron a los soldados del emperador. Durante los juegos públicos fue arrojado a las fieras, pero el león y la leona no hicieron más que lamerle las manos y los pies. Finalmente, Eleuterio murió apaleado, junto con once compañeros. Su madre pereció decapitada poco después.
Alban Butler - Vida de los Santos