Santos Serenico y Sereno

Date: 
Viernes, Mayo 7, 2021

SERÉNICO Y su hermano Sereno eran dos jóvenes patricios de Espoleto, los cuales, según la leyenda, recibieron de un ángel la orden de abandonar a su familia y sus posesiones e ir a Roma. En aquella época, las tumbas de los Apóstoles estaban al cuidado de los benedictinos. Los dos jóvenes entraron en contacto con ellos y tomaron el hábito de San Benito. Durante algún tiempo, vivieron en comunidad en Roma, edificando a sus hermanos con su piedad; pero de nuevo se les apareció un ángel y les dio la orden de emigrar a Francia. Serénico y Sereno se entregaron, en la soledad, a una vida de gran abnegación, primero, en el sitio que ocupa actualmente la ciudad de Cháteau Gontier, de la diócesis de Angers y, más tarde, en el bosque de Charnie, cerca del pueblecito de Saulges de Maine. Pero, aunque querían permanecer ignorados del mundo, la fama de su santidad empezó a atraer a los peregrinos. Viendo así turbada su soledad y sintiéndose llamado al total olvido del mundo, Serénico se despidió de su hermano, del que nunca se había separado, y partió hacia la región desconocida de Hyesmes, acompañado de un niño.al que había bautizado y que no quiso separarse de él. Decidieron establecerse en un paraje rodeado de rocas, no lejos del río Sarthe, a donde sólo se podía llegar por un estrecho sendero. Pero la soledad no era para Serénico, quien pronto se vio rodeado de discípulos y llegó a ser superior de una numerosa comunidad. El santo enseñó a sus subditos a cantar la salmodia entera, que comprendía el oficio romano y el oficio benedictino. San Serénico gobernó hasta su muerte el monasterio que había fundado. Murió cuando era ya muy anciano, hacia el año 669.

Su hermano Sereno había permanecido en la soledad de Saulges, donde sus ayunos y oraciones le atrajeron innumerables gracias, entre las que se contaban las visiones, los éxtasis y los milagros. En una época en que el hambre, la peste y la sequía asolaron la región, a raíz de una guerra civil, San Berario, obispo de Le Mans, encomendó al pueblo a las oraciones de San Sereno. El pueblo atribuyó la lluvia, que acabó con la infección y refrescó la tierra, a las oraciones del santo anacoreta, la fama de cuyos milagros aumentó enormemente. Como su hermano Serénico, San Sereno vivió hasta edad muy avanzada. Los que le rodeaban en su lecho de muerte escucharon los coros celestiales.

Alban Butler - Vida de los Santos