IV Domingo del Tiempo Ordinario

CATEQUESIS DE JESUCRISTO SOBRE EL AMOR A LA VERDAD FRENTE A LAS TENTACIONES DEL MALIGNO. CURACIÓN DE UN ENDEMONIADO (Mc. 1, 21- 28).

La nueva doctrina del Señor Jesús ante la envidia del maligno, ofrece ánimo y esperanza a los hombres y a nosotros (San Jerónimo, Homilías sobre el Evangelio de Marcos 2). Contra los poderes del demonio se enfrentó con firmeza la autoridad del Señor (San Jerónimo, Homilías sobre el Evangelio de Marcos 2).

Aun en el caso en que los demonios confesaran a Cristo, como tal, este acto, privado de amor no tuvo ningún valor (San Agustín, comentario al Evangelio de Juan 7,6); pues era necesario que la verdad estuviese en el juicio no sólo para salvación de los que creen, sino también para condenación de aquellos que no creen, a fin de que todos sean juzgados según la justicia (San Irineo de León, Contra las herejías 4,6,6-7).

En cambio, en la confesión de Pedro que utilizó las mismas palabras que la confesión de los demonios había una diferencia sustancial: Pedro confesaba movido por el amor y los demonios por el terror (San Agustín, discursos 90,8). La verdad se convierte en pura envidia en los demonios, pues ellos la dicen sólo con el fin de engañar (San Eutimio, Comentario al Evangelio de Marcos 1,25). Por consiguiente, no debemos creer en los poderes del demonio, aunque a veces digan la verdad: “no acepto el testimonio del diablo, aunque la confesión si” (San Ambrosio carta a su hermana 77,22). Jesús impone a los demonios el silencio, porque no quería que la verdad saliese de una boca inmunda (San Atanasio, carta a los obispos de Egipto y de Libia 3).

Hermanos: La naturaleza del demonio y sus acciones son el engaño y la mentira que buscan nuestro daño. Por consiguiente, siempre estemos atentos ante las palabras y acciones astutas del maligno; Pidámosle al Señor la valentía de aceptar, de decir, de amar y de vivir siempre según la verdad, y la sabiduría para descubrir a tiempo el engaño y el daño del maligno, que constantemente y de una manera atractiva nos tienta para seguirlo.

† Felipe Padilla Cardona.