San Morand

Date: 
Jueves, Junio 3, 2021

AL PARECER, los padres de Morand eran nobles personajes que vivían en el valle del Rin, cerca de Worms, donde el joven recibió su educación, en la escuela de la catedral. Tras de su ordenación sacerdotal, emprendió una peregrinación a Santiago de Compostela. Por el camino, se detuvo en Cluny y quedó tan profundamente impresionado por la santa vida de los monjes que, al regresar de Compostela, tomó los hábitos de manos de San Hugo. Ahí siguió avanzando por el camino de la perfección tan rápidamente, que en poco tiempo se consideraba que Morand sobrepasaba a la mayoría de sus hermanos en santidad y fidelidad a la regla. Pasó los primeros años de su vida religiosa en una u otra de las casas de Cluny en Auvernia, pero no estaba destinado a permanecer en Francia. Al iniciarse el siglo doce, el conde Frederick Pferz, magnate de Sandfriiu de la baja Alsacia, reconstruyó la iglesia de San Cristóbal, edificada por sus itntepasados cerca del sitio donde ahora se encuentra la ciudad de Altkirch.

El conde solicitó a San Hugo que le enviara algunos monjes de Cluny para atender la iglesia y a los fieles. Cuando llegó el grupo encabezado por el abad Constancio, éste cayó en la cuenta de que, si se trataba de desarrollar un trabajo de misión, era indispensable conocer bien el alemán. Al informar de esto a Cluny, los superiores destinaron a Morand, que conocía el francés tan bien como el alemán, para hacerse cargo del puesto.

Pronto se comprobó que la elección había sido muy acertada, porque Morand estaba dotado con el espíritu del misionero y las gentes le escuchaban y le seguían con gusto. Sin cuidarse de las fatigas, de la nieve o de la lluvia, se iba a campo traviesa, sin capuchón y con ropas de peregrino, en busca de pecadores para devolverlos al redil. Sus virtudes y su elocuencia fueron los motivos que crearon su reputación de obrar milagros. El conde Frederick, que sufría de parálisis facial, quedó sano gracias a San Morand y, desde entonces, no hacía nada sin consultar previamente al santo. Se afirma que tan sólo con hacer el signo de la cruz, extinguió un incendio que amenazaba destruir el monasterio y por ese mismo procedimiento devolvió la salud a numerosos enfermos. Todos los viernes visitaba el santuario de Nuestra Señora de Gildwiller, que tiene fama de ser el más antiguo de Alsacia; en honor suyo, las gentes del lugar llamaron Fuente de San Morand a un arroyo junto al cual descansaba el santo en su peregrinación semanal. Murió alrededor del 1115. Tal vez en razón de la creencia tradicional de que San Morand ayunó durante toda una Cuaresma sin otro alimento que un racimo de uvas, se le considera como patrón de los cultivadores de la vid.

Alban Butler - Vida de los Santos