San Doroteo de Tiro

Date: 
Sábado, Junio 5, 2021

EL MÁRTIR San Doroteo que conmemora el Martirologio Romano el 5 de junio, era un sacerdote de Tiro y obispo de esa diócesis, según algunas autoridades en la materia. Durante el reinado de Diocleciano, tras de haber sufrido toda suerte de penurias por la causa de la fe en su ciudad natal, fue por fin desterrado. Un alivio en el rigor de la persecución le permitió regresar al seno de su rebaño y asistir al Concilio de Nicea, en 325. Pero en cuanto Juliano el Apóstata ocupó el trono, se reanudó la persecución y entonces Doroteo huyó de nuevo para refugiarse en Odissópolis, en la Tracia, donde ahora se encuentra el puerto búlgaro de Varna. Sin embargo, hasta ahí le acosaron sus perseguidores, que le descubrieron, le aprehendieron y le apalearon tan brutalmente, que murió a consecuencia de los golpes. Se dice que, por entonces, tenía 107 años. No hay que confundir a este santo con otro del mismo nombre, quien era mayordomo en el taller donde se teñían las telas, en Tiro, que también murió martirizado durante el reinado de Diocleciano y cuya fiesta se celebra el 9 de septiembre en el Martirologio Romano.

A decir verdad, el nombre de Doroteo era muy común, puesto que los griegos honran a varios santos del mismo apelativo, y hasta hay cierta confusión en las historias de unos y otros. De entre éstos, no menos de tres, aparte del que nos ocupa, fueron colocados por los bolandistas el 5 de junio, a pesar de que ninguno de ellos parece estar asociado con esa fecha. Lo que es mas: dos de los santos con el nombre de Doroteo, no han tenido nunca ningún culto. Estos son: Doroteo el Tebano, de quien Paladio escribió un breve relato en el segundo capítulo de su Historia Lausiaca, y el archimandrita Doroteo, un monje de Gaza (cf. San Dositeo, 23 de febrero), cuyos escritos sobre el ascetismo fueron tan estimados por el abad de Roncé, que los hizo traducir al francés por sus trapenses. El cuarto Doroteo tiene su artículo en esta obra el 5 de enero, día en que le conmemoran los griegos.

Alban Butler - Vida de los Santos