GETULIO, el marido de Santa Sinforosa, había sido un oficial en el ejército romano bajo los reinados de Trajano y Adriano, pero abandonó las filas tan pronto como se convirtió al cristianismo, y se retiró a sus propiedades en los Montes Sabinos, cerca de Tívoli. Ahí vivió aislado, en compañía de un reducido número de cristianos a quienes instruía y protegía. Cierta vez estaba ocupado en la enseñanza de sus discípulos, cuando le sorprendió Cerealis, el enviado imperial, quien le hacía una visita inesperada para sorprenderle y tomarle preso. Sin embargo, Cerealis se olvidó de las órdenes imperiales ante la elocuencia de Getulio y se dejó conquistar por la fe de Cristo. También Amancio, hermano de Getulio que a pesar de ser ferviente cristiano, mantenía su puesto de tribuno en el ejército romano, influyó decididamente en la conversión de Cerealis. Muy pronto se enteró el emperador de los acontecimientos que habían tenido lugar en los Montes Sabinos y, acto seguido, ordenó al cónsul Licinio que fuese a aprehender a Getulio, a su hermano y al recién bautizado Cerealis y los condenara a muerte si no consentían en renegar de su fe y sacrificar a los dioses. Los tres confesaron firmemente sus creencias y, luego de pasar veintisiete días en la infecta prisión de Tívoli sometidos a diversas torturas, fueron decapitados o quemados en la hoguera sobre la Vía Salaria. Con ellos murió otro cristiano, llamado Primitivo. Las reliquias de los mártires fueron recogidas por Santa Sinforosa y sepultadas en un "arenariurn" en sus propiedades.
Alban Butler - Vida de los Santos