2013-06-23 Radio Vaticana
(RV).- “El que pierda la propia vida por mi causa, la salvará” fue el versículo del evangelio elegido por el Obispo de Roma, para su reflexión previa a la oración mariana del Ángelus con la multitud de peregrinos en la plaza del Santuario de San Pedro en Roma.
Según el Papa Francisco estas son de las palabras más incisivas de Jesús, una síntesis de su mensaje, expresan una paradoja muy eficaz, que nos hace conocer el modo de hablar de Jesús y hasta escuchar su propia voz.
Pero ¿qué significa perder la vida por causa de Jesús?, se preguntó, para explicar que se trata de la defensa de la fe y de la verdad, como lo hicieron y hacen los mártires de ayer y de hoy: “hombres y mujeres que son apresados y asesinados por el sólo motivo de ser cristianos… Pero también dijo está el martirio cotidiano que no comporta la muerte, pero sí “perder la vida” por Cristo, cumpliendo el propio deber con amor, según la lógica de Jesús, según la lógica de la donación y el sacrificio”.
¡Cuántos papás y mamás, sacerdotes, consagrados y consagradas, jóvenes, renuncian a sus propios intereses para dedicarse a los niños, los discapacitados, los ancianos… y tantas personas, cristianos y no cristianos que “pierden la propia vida” por la verdad!, ponderó Francisco.
Poniendo como ejemplo a San Juan Bautista, que se celebra el 24 de junio, “que ha dado la vida por la verdad” el Vicario de Cristo afirmó: “¡Cuántas personas pagan a caro precio su empeño por la verdad! ¡Cuántos hombres rectos prefieren ir contra corriente, con tal de no renegar la voz de la conciencia, la voz de la verdad!”.
Finalmente, considerando que María Santísima perdió su vida por Jesús, hasta la Cruz, y la recibió en plenitud con toda la luz y la belleza de la Resurrección, invitó a todos a rogar su ayuda.
jesuita Guillermo Ortiz s.j.
Después del ángelus, el Papa dijo:
Y recuerden bien: no tengan miedo de ir contracorriente, sean valientes y así como nosotros no queremos comer una comida que se ha descompuesto no llevemos con nosotros estos valores que están descompuestos y que arruinan la vida y quitan la esperanza. ¡Adelante!
Los saludo con afecto; a las familias, a los grupos parroquiales, a las asociaciones, a las escuelas.
Saludo a los alumnos del Liceo diocesano de Vipàva en Eslovenia; a la comunidad polaca de Ascoli Piceno; a la UNITALSI de Ischia de Castro; a los chicos del Oratorio de Urgnano, veo aquí su bandera, ¡muy bien, ustedes son muy buenos!; a los fieles de Pordenone; a las religiosas y operadores del Hospital “Miulli” de Acquaviva delle Fonti y un grupo de delegados sindicales del Véneto.
¡Les deseo a todos un feliz domingo! Recen por mí. ¡Buen almuerzo!
(MFB - RV).