Para el Papa Francisco, los jóvenes deben decir al mundo ¡es bueno seguir a Jesús!

2013-07-19 Radio Vaticana
(RV).- Faltan apenas tres días para el viaje apostólico internacional del Papa Francisco con destino a Río de Janeiro en Brasil. Mientas los jóvenes de la Jornada Mundial de la Juventud de este año llegan a la metrópolis carioca y el aparato organizativo se pone en movimiento, vuelve el recuerdo de la primera vez que el Obispo de Roma, pocos días después de su elección, daba cita a los chicos y chicas en esta ciudad brasileña.

En efecto, el pasado 24 de marzo en la Plaza de San Pedro, en el Domingo de Ramos, el Papa anticipaba con cuatro meses de distancia lo que será la escena de este primer gran abrazo de la JMJ de Río de Janeiro, cuando el 25 de julio Francisco se encuentre con los jóvenes participantes de todo el mundo. En aquella ocasión, entre los 200 mil fieles y peregrinos en San Pedro un nutrido grupo de jóvenes escuchaban delante de la Basílica al Sucesor de Pedro. En aquel entonces, Francisco, que era Papa desde hacía sólo once días, les dirigía ante todo un pensamiento a ellos, que vibraba con el calor y la carga humana y espiritual que el mundo estaba aprendiendo a conocer:

“Queridos jóvenes, he visto en la procesión, cuando entraban; los imagino haciendo fiesta en torno a Jesús, agitando los ramos de olivo; los imagino mientras gritan su nombre y ¡expresan la alegría de estar con Él! Ustedes tienen una parte importante en la fiesta de la fe! Ustedes nos traen la alegría de la fe y nos dicen que debemos vivir la fe con un corazón joven, siempre: un corazón joven, incluso a 70, 80 años! ¡Corazón joven! ¡Con Cristo el corazón no envejece jamás! Pero todos nosotros lo sabemos y ustedes saben bien que el Rey que seguimos y que nos acompaña es muy especial: es un Rey que ama hasta la cruz y que nos enseña a servir, a amar”.

Los jóvenes son portadores de alegría, por eso enseñan a amar a Jesús con corazón joven. Pero esa alegría, explicaba el Papa Francisco, no tiene mucho que ver con las ventajas de la joven edad y sus consecuencias:

“La nuestra no es una alegría que nace del poseer tantas cosas, sino que nace del haber encontrado a una Persona: Jesús que está en medio de nosotros; nace del saber que con Él jamás estamos solos, incluso en los momentos difíciles, incluso cuando el camino de la vida choca con problemas y obstáculos que parecen insuperables, y ¡son tantos!”.

Y es aquí, cuando no se comprende cuál es el camino justo – observaba el Papa – que “viene el enemigo, viene el diablo, mascarado de ángel tantas veces, e insidiosamente nos dice su palabra”:

“¡No lo escuchen! ¡Sigamos a Jesús! Nosotros acompañamos, seguimos a Jesús, pero sobre todo, sabemos que Él nos acompaña y nos lleva sobre su espalda: aquí está nuestra alegría, la esperanza que debemos llevar a este mundo nuestro. Y, por favor, ¡no se dejen robar la esperanza! ¡No se dejen robar la esperanza! La que nos da Jesús”.

Despidiéndose de los jóvenes, el Papa Francisco dirige su mirada más allá del océano Atlántico, hacia el Cristo de Río de Janeiro:

“¡Les doy cita en aquella gran ciudad de Brasil! Prepárense bien, sobre todo espiritualmente en sus comunidades, para que el encuentro sea un signo de fe para el mundo entero. Los jóvenes deben decir al mundo: ¡es bueno seguir a Jesús; es bueno ir con Jesús; es bueno el mensaje de Jesús; es bueno salir de sí mismos, a las periferias del mundo y de la existencia para llevar a Jesús! Tres palabras: alegría, cruz, jóvenes”.
(María Fernanda Bernasconi – RV).