El Papa Francisco, una bendición para todos

de Alberto Suárez Inda
Arzobispo de Morelia

Palabra del Obispo

No deja de sorprender al mundo –no sólo a los católicos– el carisma del Papa Francisco que, con gran energía y libertad de espíritu, con seriedad y al mismo tiempo con buen humor y hasta cierta picardía, ha dado el mensaje fundamental del Evangelio en su reciente visita a Brasil con motivo de la 28ª Jornada Mundial de la Juventud.

Sin darse reposo, sin mayor preocupación por su seguridad personal, sabiendo que está en manos de Dios y que el pueblo mismo es su mayor protección, el Papa actuó como hombre de fe, como pastor entregado y como persona normal. Cuando le preguntaron qué cosas importantes llevaba en su valija de mano que no soltaba, simplemente respondió: “Mi rasuradora, mi agenda, mi Liturgia de las Horas y un libro de Santa Teresa que recientemente compré: No crean que traigo la llave de un arsenal nuclear…”

Con claridad denunció los extremismos tanto de los llamados conservadores como de los progresistas, afirmando que no se justifica la postura de quienes, creyéndose puros y perfectos, piensan que ellos sí van a salvar al mundo, como tampoco las recetas superficiales de quienes pretenden una reforma de la Iglesia sin ir a lo esencial, “como si todo se arreglara casándose los curas, ordenándose las monjas y dando la Comunión a los que no están bien casados”.

Si en el vuelo de Roma a Río de Janeiro evitó la rueda de prensa, pienso que fue para no distraer la atención del objetivo de su viaje apostólico. En cambio, en el viaje de regreso dedicó casi hora y media a responder a toda clase de cuestiones, aun delicadas o polémicas, con gran ecuanimidad y valentía.

Valdrá la pena releer los textos de sus discursos y homilías que escribió de su puño y letra y fue salpicando de comentarios al margen. Hablando a obispos y gobernantes, a reclusos y enfermos, a fieles católicos y especialmente a los numerosísimos jóvenes, llamó fuertemente a todos a ser coherentes y generosos, a comprometerse con la justicia y ser misioneros en el mundo actual.

Un analista del periódico francés Le Figaro ha escrito que este viaje ha sido decisivo para el Papa Francisco, mostrando el alcance de sus propósitos y señalando claramente el programa y estilo de su pontificado. Yo diría que después de haber publicado su primera carta encíclica “La Luz de la Fe”, nos da ahora el ejemplo vivo de cómo actuar.

Su estilo personal es todo un testimonio de alegría profunda, de cariño y ternura, de preocupación por los que sufren, de respeto y aprecio por todos, de confianza en los jóvenes. En particular destaca su devoción tierna y profunda a la Virgen María visitando su Santuario en Aparecida y llegando a Santa María la Mayor antes de regresar al Vaticano. Agradezcamos a Dios que nos ha dado en este Papa una gran bendición y no dejemos de orar por él.

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