Comunicado de Prensa: Postura ante las discusiones sobre la legalización de la marihuana

de Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey

Mucho se ha hablado, en últimas fechas, sobre la legalización en el uso de la marihuana, por lo que es importante que, como pastor de esta Iglesia de Monterrey, manifieste nuestra postura ante esta realidad, ya que no podemos permanecer indiferentes ante las situaciones que dañan a las familias y a la sociedad en general.

Considero necesario que, ante todo, se escuchen las voces de todos los niveles de la sociedad, principalmente de los padres de familia, de las instituciones dedicadas a rehabilitar a quienes buscan salir de una adicción, a ésta y otras drogas, de las Iglesias y, de manera particular, a los mismos rehabilitados. Ellos (padres de familia, instituciones, Iglesias y rehabilitados), tienen elementos tangibles que iluminarían ampliamente la situación real, ya que son los directamente afectados e involucrados en los procesos de adicción y posterior desintoxicación. Y así, la medida que busca tomarse, de legalizar el uso de la marihuana, no vaya a convertirse en un mero acto populista, o en una situación que favorezca los intereses de unos cuantos, sin estudiar verdaderamente la raíz del problema y las consecuencias que se tendrán que afrontar y para los cuales, como sociedad, no estamos, todavía, lo suficientemente preparados.

El Papa Francisco, ha declarado recientemente que: "No es la liberalización del consumo de drogas, lo que podrá reducir la propagación y la influencia de la dependencia química. Es preciso afrontar los problemas que están a la base de su uso".

Y ¿cuáles son esos problemas?, principalmente la falta de comunicación e información entre las partes directamente involucradas. Así como la poca vivencia de los valores universales que comprometen a todo individuo, sin excepción, a buscar el bien.

Sabemos de los grandes esfuerzos que realiza el gobierno, a nivel federal y estatal, para erradicar este mal, sin embargo, no se podrán encontrar caminos que impacten profundamente, sino hay una verdadera sinergia entre el gobierno y los padres de familia, las instituciones, los ex adictos y las Iglesias.

Al unir esfuerzos y escuchar las propuestas, seguro estoy que encontraremos soluciones efectivas que tendrán un alto impacto y ayudarán a erradicar el mal que ocasiona el uso de estupefacientes en nuestra sociedad.

Propongo que se sigan creando espacios en donde se aborde y profundice ampliamente el tema, con especialistas en la materia y, reitero, en donde se escuche la voz de quienes tienen un real conocimiento de la situación. Que se expongan tanto los puntos que sean considerados favorables y aquellos que no siempre se muestran como es debido y que ayudarían a conocer más a fondo las consecuencias en el uso de las drogas.

Se ha comprobado que, al legalizar alguna droga, los problemas que de su consumo emanan, no desaparecen, simplemente se "cubren" bajo un endeble argumento y lo que debería ser una solución, se convierte en una salida superficial, que termina por seguir denigrando al ser humano.

Hago un llamado, desde la caridad, a todos los legisladores para que recuerden el compromiso de todo servidor público: buscar siempre el bien común de la sociedad, y que toda ley emanada de cualquier legislatura, sea seriamente pensada y consensada, para buscar que verdaderamente se proteja y preserve el bien de todos los individuos, y nunca para hacer, directamente o indirectamente, un mal a nadie.

Y que todos los miembros de la sociedad, nos dispongamos a colaborar como lo ha pedido el Papa Francisco: "Tendiendo la mano a quien se encuentra en dificultad, al que ha caído en el abismo de la dependencia, tal vez sin saber cómo, diciéndole: «Puedes levantarte, puedes remontar; te costará, pero puedes conseguirlo si de verdad lo quieres»".

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