2013-08-22 Radio Vaticana
(RV).- Es el tema de la Jornada mariana que se llevará a cabo en el Vaticano los próximos 12 y 13 de octubre, en presencia del Santo Padre Francisco y de todas las asociaciones de espiritualidad mariana. Organizado por el Pontificio Consejo para la promoción de la nueva evangelización, este evento se enmarca en las celebraciones del Ano de la Fe y coincide con el aniversario de la última aparición de la Virgen en Fátima: el 13 de octubre de 1917 en Cova da Iria, la Virgen apareció por sexta vez a los tres pastorcitos, luego se verificó el llamado “milagro del sol”: El disco solar cambió de color, dimensión y posición por aproximadamente diez minutos. En recuerdo de ese evento, el 12 de octubre la estatua original de la Virgen de Fátima será llevada a la Plaza de San Pedro, recibida por el Papa Francisco y expuesta a la veneración de los fieles. En esa oportunidad el Pontífice tendrá una catequesis mariana.
Esa tarde, la estatua de la Virgen se detendrá en el Santuario romano del Divino Amore, donde se rezará el Santo Rosario en conexión con los Santuarios Marianos de todo el mundo, mientras a partir de las 22.00 horas, se llevará a cabo una Vigilia de oración. El día siguiente, domingo 13 de octubre, la estatua regresará a la Plaza de San Pedro: a las 10.00 de la mañana se rezará el Rosario, y las 10.30 el Papa presidirá la Santa Misa. “Es un vivo deseo del Santo Padre – explica mons. Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la nueva evangelización – que esta Jornada mariana pueda tener como símbolo especial a uno de los iconos más significativos para los cristianos de todo el mundo”.
Además, es bien conocida la devoción mariana del Papa Francisco: basta recordar las visitas, llevadas a cabo privadamente, a la Basílica romana de Santa María la Mayor el día después de la elección al solio pontificio, o a la partida y regreso de la Jornada mundial de la juventud de Río de Janeiro. Es también significativo - recuerda mons. Fisichella, el acto de consagración del Pontificado a la Virgen de Aparecida que el Papa realizó el 24 de julio pasado, en el Santuario brasileño, con esta oración:
“Oh María Santísima
De los méritos de nuestro Señor Jesucristo en tu querida imagen de Aparecida,
alcanza numerosos beneficios sobre todo a Brasil.
Yo, aunque indigno de pertenecer al número de tus hijos e hijas,
pero lleno de deseo de participar de los beneficios de tu misericordia,
postrado a tus pies consagro mi entendimiento
para que siempre pienses en el amor que mereces.
Te consagro mi lengua para que siempre te alabe y propague tu devoción.
Te consagro mi corazón para que, después de Dios, te ame sobre todas las cosas.
Recíbeme, Oh Reina incomparable.
Tú, que en Cristo crucificado eres nuestra Madre
en el dichoso número de tus hijos e hijas,
recíbeme bajo tu protección.
Socórreme en todas mis necesidades espirituales y temporales,
sobre todo en la hora de mi muerte. Bendíceme oh celestial cooperadora;
y con tu poderosa intercesión,
fortaléceme en mi flaqueza a fin de que te sirva fielmente en esta vida
y después pueda alabarte, amarte y darte gracias en el cielo por toda la eternidad”.
(RC-RV)