Defendiendo la vida sin relativismos

de Auxiliadora García Bellorín,
Coordinadora de Comunicación Social de la Diócesis de Querétaro

En el Documento de Aparecida, que prepararon los Obispos de Latinoamérica y el Caribe, y que aprobó para su publicación el Papa Benedicto XVI, dice: “La vida es regalo gratuito de Dios, don y tarea que debemos cuidar desde la concepción, en todas sus etapas, y hasta la muerte natural, sin relativismos”.

Esta última frase: “sin relativismos” nos debe interpelar en la defensa de la vida, cuando hablamos de un bebé en el vientre de su madre, o cuando vemos a un anciano enfermo atado a una cama (si bien le va, porque alguno, estará por ahí tirado en una banqueta), o bien algún minusválido, como al que esta semana algunos vecinos querían aplicarle la eutanasia.

Cuando relativizamos las situaciones, somos individualistas, porque no nos interesa el otro, no importa la comunidad, todo resulta en mis intereses, en mi estándar de vida, en mis ganancias, en mis... en mis... y nos olvidamos de los demás.

La defensa de la vida, tiene implicaciones mayores, implica renunciar a uno mismo y ser capaz de dar la vida de uno, por la vida del otro. Cuidar a un bebé y renunciar a “mis” proyectos, para dar vida a sus proyectos. Renunciar a “mi” tiempo para cuidar a mi abuelo, a mi madre, a un enfermo, a quien necesita de mí, de mi tiempo, de mis atenciones...

En nuestro mundo actual, todo es relativo, un hijo es bienvenido si cubre la necesidad y expectativas de los padres, pero si no es así... Un hijo es bienvenido si se le ocurre llegar en el momento apropiado, pero no cuando llega a irrumpir en la vida de la madre, que tenía otros planes.

El 7 de septiembre, el más grande evento pro-vida de México, se realizará en nuestra diócesis, hay que hacer presencia, hay que ir, hay que defender la vida, ese día y todos nuestros días... ante un bebé, un paralítico, un anciano, un hombre, una mujer, un niño, un joven... la vida humana es don de Dios y debemos cuidarla, sin relativismos.

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