CUANDO EL EDICTO del emperador Diocleciano contra los cristianos se publicó en Nicomedia, un "hombre de alta dignidad secular", convertido al cristianismo, tomó el edicto y públicamente lo hizo pedazos, por lo que en seguida fue condenado a muerte. Se ignora el nombre de aquel funcionario, pero su memoria se venera en la Iglesia de occidente, donde se le ha dado el nombre de Juan. El Martirologio Romano dice que, "al ver los crueles decretos contra los cristianos, desplegados y exhibidos en el foro, se sintió inflamado por el celo de su fe y, por eso, los desgarró con sus propias manos. El emperador Diocleciano, que se hallaba en la ciudad, se enteró del suceso y mandó que se le infligieran al ofensor toda suerte de sufrimientos. Así, aquel noble fomano padeció las torturas más brutales con valor y dignidad, como si no le hicieran mucho daño". El 24 de febrero de 303, fue quemado en vida, según Lactancio. El desconocido al que llama Juan ha sido, a veces, identificado con San Jorge, el protector de Inglaterra. Los sirios le llaman Euhtis (Euetios) y lo celebran el 24 de febrero.
Alban Butler - Vida de los Santos