LAS "ACTAS" de estas mártires sólo se conocen en la versión escrita por Simeón Metafrasto en el siglo décimo. Ahí se las representa como tres huérfanas que, después de la muerte de sus padres, se fueron a vivir a Bitinia, "cerca de los baños de Pitian", dedicadas a las buenas obras. Durante la persecución de Diocleciano y Maximiano, las tres hermanas fueron denunciadas como cristianas a Fonto, gobernador de la provincia, quien las hizo aprehender. Cuando comparecieron ante él, el porte modesto, la gracia natural y la belleza de las tres muchachas, conmovieron su corazón y, cuando las doncellas declararon su cristianismo, el gobernador les prometió ser su protector si accedían a someterse a los dioses. Rechazaron la oferta y sólo pidieron la gracia de morir juntas, como hasta entonces habían vivido. Cuando se convenció de que no iba a hacerlas cambiar de parecer, Fonto mandó que Menodora fuera apaleada brutalmente delante de las otras dos, como un intento para doblegar su constancia. Menodora murió con el cuerpo deshecho y, durante tres días, sus dos hermanas fueron obligadas a mirar cómo se descomponía el cadáver tirado en los basureros fuera de las murallas de la ciudad; pero ni aun aquel horrendo espectáculo las doblegó. "Somos tres ramas de un buen árbol", dijo Metrodora, "no dañaremos la raíz de la que hemos surgido al hacer lo que tú nos pides, gobernador". Entonces, Metrodora fue torturada por el fuego y, después, decapitada. Ninfodora, la más joven de las tres, murió bajo los golpes de los látigos.
Alban Butler - Vida de los Santos