2013-09-18 L’Osservatore Romano
Un neonato fallecido a quien velaba su madre. Esta es la desgarradora escena que los rescatadores se encontraron cuando, en las aguas tunecinas, alcanzaron una barcaza llena de emigrantes a la deriva en busca de la costa italiana. En la embarcación de emergencia en la que estaban apiñadas 119 personas, ha sido encontrado también el cuerpo de un sudanés. Otros ocho cadáveres habían sido arrojados al mar durante el intento de travesía en un nuevo capítulo de una tragedia que se consuma cotidianamente a las puertas de Europa.
La barcaza, en peligro después de que el motor se hubiera bloqueado, fue rescatada en la noche entre el domingo y el lunes en la costa de Zarzis. Las operaciones de rescate duraron más de siete horas y en la franja de mar confluyeron también barcos de pesca de la marina de Zarziz, mientras en Sfax, en la costa al sur-este de Túnez, se preparaban las estructuras de asistencia. La embarcación –según lo que refierieron los emigrantes casi todos del África subsahariana– había partido de las costas de Libia. Para trece emigrantes, extenuados por la fatiga y por la sed, fue necesaria la hospitalización.
Mientras tanto son casi mil los refugiados que, en cinco barcazas distintas, han sido rescatados por la noche en el canal de Sicilia por la Guardia costera y la Marina militar. En las operaciones han participado también algunas naves mercantes en tránsito que han prestado asistencia.