2013-09-25 L’Osservatore Romano
«Emigrantes y refugiados no son peones sobre el tablero de la humanidad», sino personas concretas: niños, mujeres y hombres que sufren violencias, discriminación y marginación. Por ellos el Papa Francisco lanza un nuevo y fuerte llamamiento, pidiendo mayor cooperación internacional y deseando un cambio de mentalidad partiendo de la convicción de que «toda tierra extranjera es patria». En el mensaje para la próxima Jornada mundial del emigrante y del refugiado, que se celebrará el 19 de enero de 2014, el Pontífice vuelve a denunciar «el tráfico de la explotación, el dolor y la muerte» –en particular la «trata de personas» y el «trabajo esclavo»– subrayando la relación estrecha entre los desplazamientos migratorios y «el escándalo de la pobreza en sus diversas dimensiones». De aquí la invitación a afrontar el fenómeno «de un modo nuevo, equitativo y eficaz», a partir de una colaboración más estrecha y una actitud de recíproca ayuda entre los Estados. Según el Papa debe favorecerse también una «cultura del encuentro» que ayude a superar miedos y desconfianzas, y a vencer los prejuicios respecto a los emigrantes.