Nuestra tarea de erradicar la pobreza

de Fabio Martínez Castilla
II Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez

Boletín de prensa

Tuxtla Gutiérrez, Chis., 13 de octubre del 2013

B/40-13

Hoy queremos reflexionar sobre uno de los grandes retos que debemos afrontar en nuestra sociedad. Hablar sobre la pobreza nos tomaría mucho tiempo, pero no podemos permanecer callados ante esta lamentable realidad. Pensar la manera de erradicar la pobreza de nuestro entorno, a propósito que el próximo 17 de octubre es el día de la erradicación de la pobreza.

Basta mirar un poco a nuestro alrededor y constataremos la situación difícil en que se vive. Hay, muchos ambientes de pobreza y de marginación. La pobreza en sí, no viene sola, trae consigo una serie de problemas de salud, desintegración familiar, vicios, muerte, violencia, pansexualismo, etc. Por eso, no podemos permanecer indiferentes.

Hablar de pobreza no se reduce solo a la situación económica, sino también la terrible pobreza de fe y la débil vida de compromiso que tenemos la mayoría.

Necesitamos poner atención y marcar la raíz de la pobreza es el egoísmo como la enfermedad que propicia muchos males ya que el egoísmo lleva a la injusticia, y la injusticia propicia pobreza y grandes desigualdades. La solución tiene su raíz en el respeto y la promoción de la dignidad de toda persona; necesitamos vernos a nosotros mismos y al otro desde el valor de lo que SOMOS y no desde lo que TENEMOS, ya que solo así superaremos la indiferencia y despertaremos a la solidaridad que nace desde el corazón que descubre y acepta la necesidad del otro como parte de nuestra propia existencia. Todos podemos ayudar al que pasa necesidad rompiendo nuestro egoísmo y ejercitándonos en el COMPARTIR con el otro no porque me sobra sino porque es mi hermano. Si hay hermanos en situación de pobreza extrema, es porque, nos hemos hecho indiferentes a sus necesidades. Nuestra mirada se ha puesto en otras cosas sin atender al que sufre. Mientras haya egoísmo e indiferencia no podremos erradicar la pobreza de nuestros ambientes.

Por eso, para erradicar la pobreza es necesario que miremos al hermano y que pongamos a Cristo en el corazón. De esta manera quienes nos gobiernan buscarán la promoción y asistencia.

La Iglesia también debe seguir respondiendo a la encomienda de parte de Jesús para que cada hermano sea atendido en sus necesidades de manera integral. El Papa Francisco nos ha invitado varias veces a recordar que no podemos olvidarnos de los más pobres.

La pobreza se erradica con el trabajo intenso de nuestros gobernantes y la corresponsabilidad de los ciudadanos. Por eso, invitamos a todos a asumir la responsabilidad, quienes nos gobiernan crear programas no solo asistenciales sino fuentes de trabajo; reformar económicas que ayuden a administrar los recursos. También, cada uno de nosotros debe cuidar su economía y su trabajo. Podemos preguntarnos ¿Qué estoy haciendo yo, para erradicar la pobreza?

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