2013-10-18 Radio Vaticana
(RV).- Con ocasión del 30° aniversario de la creación del Centro Televisivo Vaticano, esta mañana tuvo lugar en la Oficina de prensa internacional de Roma la presentación de un Congreso dedicado a este evento y titulado: “La TV que cuenta el Papa al mundo”. Una oportunidad que ha servido para hacer un balance de estas tres décadas y reflexionar, especialmente, sobre los nuevos retos de la comunicación en un mundo en que los medios de comunicación son cada vez más complejos e interconectados.
Y esto ocurre mientras se acaba de abrir un pontificado que pone en el centro de su cuidado la “pastoral del encuentro”, y por tanto el diálogo y las relaciones. Durante el acto de esta iniciativa se leyó un mensaje del Papa Francisco y uno del Presidente de la República Italiana, Giorgio Napolitano. Al final de la conferencia se proyectaron las primeras imágenes del Papa Francisco tomadas en 4K, es decir, la tecnología Ultra HD, durante la misa del inicio del pontificado, el 19 de marzo, junto con algunas imágenes de la última Audiencia General del Papa Benedicto XVI, del 27 de febrero, y tomas de la Ciudad del Vaticano, de los jardines y de la Guardia Suiza.
No hay imagen del Papa que no sea filmada por las cámaras del Centro Televisivo Vaticano, pero el Centro es también una televisión en el sentido estricto, ya que transmite todas sus producciones “en vivo” en el canal 555 de la Plataforma digital terrestre en la zona de Roma y provincia.
"El pontificado del Papa Francisco – explicó Mons Viganò, que es el Director general del CTV – ha despertado un gran interés en las grandes redes internacionales. Esto significa que existe la necesidad de un soporte tecnológico capaz de recoger y redistribuir una multiplicidad de señales en una pluralidad de formatos. Por esta razón, con una gran inversión económica y con la ayuda particular, de Sony, se está construyendo un Master Control Room, que es una plataforma pensada precisamente para optimizar los contenidos del CTV.
En su mensaje a Mons. Dario Edoardo Viganò, Director del Centro Televisivo Vaticano el Papa Francisco saluda cordialmente a todos los participantes en el Congreso que no sólo quiere recordar los treinta años de la institución de este Centro sino, sobre todo, reflexionar sobre sus perspectivas para un servicio cada vez más atento y cualificado.
El Pontífice subraya que el trabajo que realizan “es un servicio al Evangelio y a la Iglesia”, a la vez que recuerda otro aniversario importante, el de los cincuenta años de la aprobación del Decreto Conciliar Inter Mirifica, que considera entre los maravillosos dones de Dios los instrumentos de la comunicación social, incluido, precisamente, el medio televisivo.
De ahí que el Papa escriba que “las palabras de los Padres Conciliares se nos presentan como proféticas; ellos subrayaban justamente cuán importante es el uso de estos medios, de modo que ‘como la sal y la luz fecunden e iluminen el mundo’, llevando la luz de Jesucristo y contribuyendo al progreso de toda la humanidad”.
También destaca que en estos decenios la tecnología ha viajado a gran velocidad, creando inesperadas redes interconectadas. Por esta razón afirma que es necesario mantener la perspectiva evangélica en esta especie de “autopista global de la comunicación”, tener siempre presente la finalidad que quiso establecer el Beato Juan Pablo II al dar vida al CTV que es la de favorecer “una acción más eficaz de la Iglesia por lo que respecta a las comunicaciones sociales… con el fin de ofrecer nuevos instrumentos con los cuales desarrollar en el mundo la misión universal de la Iglesia.
El Papa Francisco recuerda también que Benedicto XVI les dijo en el año 2008 que “poniendo las imágenes a disposición de las mayores agencias televisivas mundiales y de las grandes televisiones nacionales o comerciales, favorecen una adecuada y tempestiva información sobre la vida y la enseñanza de la Iglesia en el mundo de hoy, al servicio de la dignidad de la persona humana, de la justicia, del diálogo y de la paz”. Por tanto, les recomendó, “no olviden que el suyo es un servicio eclesial, dentro de la misión evangelización de la Iglesia”.
Por esta razón el Santo Padre subraya también que al presentar los eventos su punto de vista jamás puede ser “mundano”, sino eclesial. Puesto que vivimos en un mundo en el que prácticamente no existe casi nada que no tenga que ver con el universo de los medios de comunicación. Y añade que instrumentos cada vez más sofisticados refuerzan el papel cada vez más penetrante que juegan las tecnologías, los lenguajes y las formas de la comunicación en el desarrollo de nuestra vida cotidiana, y esto no sólo en el mundo juvenil.
El Papa Francisco también recuerda al día siguiente de su elección como Obispo de Roma, al encontrarse con los representantes de los medios de comunicación social presentes en Roma con ocasión del Cónclave afirmó que “el papel de estos medios ha ido creciendo tanto en estos últimos tiempos, hasta volverse indispensable para narrar al mundo los eventos de la historia contemporánea”.
De ahí la complejidad que implica relatar los eventos relacionados con la Iglesia, que es “signo e instrumento de la íntima unión con Dios”, y que requiere una responsabilidad particular, una fuerte capacidad de leer la realidad en clave espiritual.
Por último, el Papa agradece a Mons. Dario Edoardo Viganò y a todo el personal del CTV, la capacidad de componer relaciones con realidades diferentes de todo el mundo, para construir puentes, superando muros y fosados, y llevar la luz del Evangelio. A la vez que les recuerda que no desarrollan una función puramente documental, “neutral” de los eventos, sino que contribuyen a acercar la Iglesia al mundo, anulando las distancias, haciendo llegar la palabra del Papa a millones de católicos, también allí donde con frecuencia profesar la propia fe es una elección valerosa.
Francisco concluye su mensaje agradeciendo la labor del CTV y animándolos a proseguir en su testimonio del Evangelio, dialogando con un mundo que tiene necesidad de ser escuchado, de ser comprendido, pero también de recibir el mensaje de la vida verdadera. También los invita a pedir al Señor que nos haga capaces de llegar al corazón del hombre, más allá de las barreras de la difidencia, y pedir a la Virgen que vele sobre sus pasos de “peregrinos de la comunicación”. Antes de impartirles su Bendición, como es costumbre, el Papa les pide que recen por él, puesto que tiene necesidad de ello.
(María Fernanda Bernasconi y Eduardo Rubió – RV).
Texto completo del Mensaje del Santo Padre a Monseñor Dario Edoardo Viganò, Director del Centro Televisivo Vaticano con motivo del 30° aniversario de su creación:
Al Rev.mo Mons. Dario Edoardo ViganòDirector del Centro Televisivo Vaticano
Deseo dirigir mi saludo cordial a todos los presentes en el Congreso que no sólo quiere recordar los treinta años del Centro Televisivo Vaticano sino, sobre todo, reflexionar sobre sus perspectivas para un servicio cada vez más atento y cualificado.
Saludo a los relatores y a los huéspedes, en particular a Mons. Claudio Maria Celli y a los miembros del Consejo de Administración.
1. Ante todo quisiera subrayar que su trabajo es un servicio al Evangelio y a la Iglesia. El aniversario del CTV se coloca en el marco de otro importante aniversario: los cincuenta años de la aprobación del Decreto Conciliar Inter Mirifica, que considera entre los maravillosos dones de Dios los instrumentos de la comunicación social, incluido, precisamente, el medio televisivo. Las palabras de los Padres Conciliares se nos presentan como proféticas; ellos subrayaban justamente cuán importante es el uso de estos medios, de modo que “como la sal y la luz fecunden e iluminen el mundo”, llevando la luz de Jesucristo y contribuyendo al progreso de toda la humanidad.
En estos decenios la tecnología ha viajado a gran velocidad, creando inesperadas redes interconectadas. Es necesario mantener la perspectiva evangélica en esta especie de “autopista global de la comunicación”, tener siempre presente la finalidad que quiso establecer el Beato Juan Pablo II al dar vida al CTV: favorecer “una acción más eficaz de la Iglesia por lo que respecta a las comunicaciones sociales… con el fin de ofrecer nuevos instrumentos con los cuales desarrollar en el mundo la misión universal de la Iglesia (Rescrito del 22 de octubre de 1983).
Como les recordó también Benedicto XVI: “Poniendo las imágenes a disposición de las mayores agencias televisivas mundiales y de las grandes televisiones nacionales o comerciales, ustedes favorecen una adecuada y tempestiva información sobre la vida y la enseñanza de la Iglesia en el mundo de hoy, al servicio de la dignidad de la persona humana, de la justicia, del diálogo y de la paz” (Discurso al CTV, del 18 de diciembre de 2008).
Por tanto, no olviden que el suyo es un servicio eclesial, dentro de la misión de evangelización de la Iglesia.
2. Por esta razón – y es el segundo elemento que deseo subrayar – al presentar los eventos su punto de vista jamás puede ser “mundano”, sino eclesial. Nosotros vivimos en un mundo en el que prácticamente no existe casi nada que no tenga que ver con el universo de los medios de comunicación.
Instrumentos cada vez más sofisticados refuerzan el papel cada vez más penetrante que juegan las tecnologías, los lenguajes y las formas de la comunicación en el desarrollo de nuestra vida cotidiana, y esto no sólo en el mundo juvenil.
Como recordaba al día siguiente de mi elección como Obispo de Roma, al encontrarme precisamente con los representantes de los medios de comunicación social presentes en Roma con ocasión del Cónclave, “el papel de los mass-media ha ido creciendo tanto en estos últimos tiempos, hasta volverse indispensable para narrar al mundo los eventos de la historia contemporánea”.
Todo esto se refleja también en la vida de la Iglesia. Pero si relatar los eventos de la historia no es algo sencillo, es más complejo aún relatar los acontecimientos relacionados con la Iglesia, que es “signo e instrumento de la íntima unión con Dios”, es Cuerpo de Cristo, Pueblo de Dios, Templo del Espíritu Santo. Esto requiere una responsabilidad particular, una fuerte capacidad de leer la realidad en clave espiritual. En efecto, los eventos de la Iglesia “tienen una característica de fondo particular: responden a una lógica que no es principalmente la de las categorías, por decirlo de alguna manera, mundanas, y precisamente por esto no es fácil interpretarlos y comunicarlos a un público vasto y abigarrado” (Discurso a los Representantes de los media, 18 de marzo de 2013).
Habar de responsabilidad, de una visión respetuosa de los acontecimientos que se desean relatar, significa también tener conciencia de que la selección, la organización, la puesta en onda y el compartir los contenidos requiere una atención particular porque usan instrumentos que no son neutros, ni transparentes. Esta conciencia atraviesa hoy el CTV, empeñado en una reorganización según paradigmas tecnológicos capaces de servir mejor a todas las latitudes del mundo, contribuyendo a favorecer la respiración de la catolicidad de la Iglesia.
Quisiera agradecerle de corazón a Usted, Mons. Dario Edoardo Viganò, y a todo el personal del CTV, la capacidad de componer relaciones con realidades diferentes de todo el mundo, para construir puentes, superando muros y fosados, y llevar la luz del Evangelio. Todo esto según la indicación de Inter Mirifica que precisa que también en el mundo de los media, la eficacia de la actividad apostólica requiere “la unión de intensiones y de fuerzas” (n. 21). Converger en lugar de concurrir es la estrategia de las iniciativas mediáticas en el mundo católico.
3. En fin, quisiera recordar que ustedes no desarrollan una función puramente documental, “neutral” de los eventos, sino que contribuyen a acercar la Iglesia al mundo, anulando las distancias, haciendo llegar la palabra del Papa a millones de católicos, también allí donde con frecuencia profesar la propia fe es una elección valerosa.
Gracias a las imágenes, el CTV está en camino con el Papa para llevar a Cristo a las tantas formas de soledad del hombre contemporáneo, alcanzando también las “sofisticadas periferias tecnológicas”. En esta misión, es importante recordar que la Iglesia está presente en el mundo de la comunicación, en todas sus diversas expresiones, sobre todo para conducir a las personas al encuentro con el Señor Jesús. En efecto, es sólo el encuentro con Jesús, lo que puede transformar el corazón y la historia del hombre.
Les agradezco y los animo a proceder con parresia en su testimonio del Evangelio, dialogando con un mundo que tiene necesidad de ser escuchado, de ser comprendido, pero también de recibir el mensaje de la vida verdadera.
Oremos al Señor para que nos haga capaces de llegar al corazón del hombre, más allá de las barreras de la difidencia, y pidamos a la Virgen que vele sobre nuestros pasos de “peregrinos de la comunicación”.
Les pido que recen por mí, ¡tengo necesidad de esto! Invoco la intercesión de Santa Clara, Patrona de la televisión, y los acompaño con mi Bendición.
Ciudad del Vaticano, 18 de octubre 2013