2013-10-29 L’Osservatore Romano
“¿Cómo es posible vivir la alegría de la fe hoy?”. La pregunta del Papa Francisco fue el hilo conductor de la peregrinación organizada por el Consejo pontificio para la familia con ocasión del Año de la fe. Y al interrogante —que retomaba el eslogan elegido para la iniciativa: “Familia, vive la alegría de la fe”— respondieron con su presencia festiva las más de cien mil personas llegadas a la plaza de San Pedro de 75 países del mundo para participar el sábado por la tarde en el encuentro de oración y testimonio, y el domingo por la mañana en la celebración de la Eucaristía, ambos momentos presididos por el Papa Francisco.
Durante la sugestiva vigilia del sábado, tras haber oído varios testimonios de familias, el Pontífice ofreció una meditación centrada en las fatigas y las dificultades de cada día, en la necesidad de comunicar, en el peso de los silencios. “Pero lo que pesa más —advirtió el Papa— es la falta de amor”, la ausencia de alegría en las casas. Otro aspecto en el que profundizó el obispo de Roma fue el relativo al sacramento del matrimonio, con la exhortación dirigida a los esposos a permanecer unidos “siempre y para toda la vida”, sin “hacer caso a esta cultura de lo provisional que nos corta la vida en pedazos”. Al respecto el Papa repitió las tres palabras clave ya sugeridas durante la misa de la jornada mariana el pasado 13 de octubre, “para que no vuelen los platos” entre marido y mujer: por favor, gracias, perdón. Finalmente, indicando el icono de la Presentación de Jesús en el templo, situado junto a la cátedra, el Pontífice relanzó el diálogo entre las generaciones, sobre todo entre los jóvenes y los ancianos, entre abuelos y nietos.
Al día siguiente, celebrando la misa dominical, el obispo de Roma en la homilía partió de las lecturas para trazar tres características de la familia cristiana: la oración en común, la custodia de la fe y vivir la alegría, la “verdadera —explicó—, que nos hace sentir la belleza de estar juntos, de sostenernos recíprocamente”; en cuya base está la “presencia de Dios” con “su amor acogedor, misericordioso, respetuoso hacia todos” y “paciente”. Finalmente, en el Ángelus, el Papa pidió orar por las familias en dificultad.