El cólera mata, no esperemos que llegue

de José Luis Chávez Botello
Arzobispo de Antequera-Oaxaca

MENSAJE DE LOS OBISPOS DE LA PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE OAXACA

1.- Una realidad deteriorada

Los obispos de la Provincia Eclesiástica de Oaxaca, preocupados ante la realidad de permanente rezago que viven algunas de nuestras comunidades, sobre todo en el campo de la salud, creemos necesario recordar la importancia de prevenir riesgos para no lamentar daños a la integridad y salud humana que se han deteriorado más en algunas zonas de nuestro Estado como efecto de los recientes desastres naturales.

Desde esta perspectiva vemos con preocupación que en algunos Estados de la república se han detectado brotes de cólera. Esta enfermedad puede tener consecuencias fatales si no se toman las medidas preventivas necesarias.

Es cierto que muchas poblaciones tienen grandes atrasos en el campo de la salud y en los servicios de agua potable y drenaje. Pero también con tristeza constatamos que falta educación para el aseo en las personas, en las casas, escuelas, parques, mercados, calles; en algunas comunidades, inclusive hace falta limpieza en algunos atrios. Además han aumentado los lugares que venden alimentos con muy poca higiene. El agua estancada o contaminada facilita el ambiente para que se transmita el cólera, el dengue y otras enfermedades.

2.- Una realidad que debemos atender.

Los creyentes sabemos que Dios nos ama y quiere el bien para todos y cada uno de nosotros, pero espera siempre nuestra colaboración responsable. Muchas veces nos dirigimos a Él para pedirle que remedie los males que nosotros mismos hemos causado por nuestros descuidos. Él nos ha dado la capacidad de estar atentos a los signos de los tiempos y de trabajar unidos para que tengamos vida plena.

No podemos contentarnos con ser “reactivos”, es decir, esperar a que pasen las cosas para reaccionar y para organizarnos buscando dar respuesta a las dificultades. Tenemos que ser “pro-activos”, esto significa actuar, en la medida de lo posible, previniendo antes que los problemas se presenten.

La Iglesia ha hecho una opción por la vida. Tenemos que estar atentos a las situaciones más significativas de la existencia: el nacer y el morir, el niño y el anciano, el sano y el enfermo. Ya san Ireneo decía que “la gloria de Dios es el hombre viviente”. Precisamente el Evangelio nos dice que Cristo vino al mundo para que los hombres “tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10).

Reconocer lo anterior lleva a los obispos a afirmar, en el documento de Aparecida, que “Como discípulos y misioneros, estamos llamados a intensificar nuestra respuesta de fe y a anunciar que Cristo ha redimido todos los pecados y males de la humanidad…” (DA, 134).

Todo anuncio del Evangelio de salvación, como la acción sanadora de Jesús, encuentra en el amor hacia quien sufre su forma privilegiada de manifestación y realización (cf. DA, 135).

3.- Una situación que compromete.

Ante esta situación que reclama respuesta, los católicos en primer lugar, debemos dar testimonio de nuestro interés y preocupación por el bien común. Hay que estar dispuestos a unir nuestros esfuerzos junto con todos aquellos que, desde las instituciones gubernamentales, educativas, sociales, laborales o desde cualquier organización civil, están dispuestos a ser solidarios y a unirse para trabajar en la búsqueda de una mejor calidad de vida sobre todo en nuestras comunidades más vulnerables.

Por eso, invitamos a todos a sumarse en este esfuerzo por mejorar la limpieza y la higiene para prevenir y disminuir el riesgo de enfermedades como el cólera. ¡Prevenir es mejor que lamentar!

Queremos exhortar, de una manera muy especial:

A los sacerdotes, para que difundan este llamado a todos los fieles. En esta tarea pueden ayudar mucho los equipos de Pastoral Social de las parroquias, que tienen entre sus funciones la promoción humana en el campo de la salud y de la conciencia de responsabilidad social.

A las autoridades civiles, a los responsables del sector salud, para que instrumenten las campañas educativas y preventivas necesarias para disminuir el riesgo del cólera y de las consecuencias que esto pudiera tener entre nosotros. Una buena comunicación de estas campañas, en las que estamos dispuestos a colaborar, permitirá sumar los esfuerzos de toda la sociedad.

A las autoridades educativas, maestros, sindicatos, para que desde su ámbito fortalezcan las campañas de la sociedad y animen a los niños y jóvenes para cuidar y mejorar su salud por medio de la higiene personal, la limpieza del ambiente, etc.

A los padres y madres de familia, para que en su casa motiven a mantener mejores condiciones de limpieza. La limpieza no está reñida con la pobreza. La educación para una vida digna empieza en casa.

A las organizaciones civiles, para que aporten su organización y experiencia para una causa común que nos beneficia a todos y puede ayudarnos a construir una sociedad más justa y participativa.

A la sociedad en general, pues todos somos responsables de construir un espacio en donde podamos vivir en armonía, con mejores condiciones de salud y con posibilidades de un desarrollo más justo y humano como todos lo deseamos.

Ponemos estas preocupaciones y esta exhortación a los pies de Nuestra Madre la Santísima Virgen, para que ella siga intercediendo ante el Señor y nos alcance cuidar juntos de nuestra vida, de la vida de nuestras familias y de toda nuestra sociedad.

Con nuestro saludo y bendición.

+ José Luis Chávez Botello

Arzobispo de Antequera-Oaxaca

+ José Antonio Fernández Hurtado + Oscar A. Campos Contreras

Obispo de Tuxtepec Obispo de Tehuantepec

+ Pedro Vázquez Villalobos + Héctor Guerrero Córdova

Obispo de Puerto Escondido Obispo Prelado de Mixes

+ José Armando Álvarez Cano + Gonzalo A. Calzada Guerrero

Obispo Prelado de Huautla Obispo auxiliar de Antequera

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