Recemos por los que han muerto y los que se salvaron, pide el Papa

2013-11-02 Radio Vaticana
(RV).- Nuevamente en el corazón y la oración del Obispo de Roma, las víctimas de la tragedia de las migraciones. Unidos a los que nos precedieron y están con Jesús, con el corazón anclado en la esperanza y la paz de Cristo. Alentando a mirar el ocaso de la vida con esperanza, salvados por la sangre de Cristo, que no desilusiona y nos conduce a Dios, belleza, bondad, verdad, ternura y amor pleno, el Papa Francisco celebró la tarde del 1 de noviembre – solemnidad de Todos los Santos - en el cementerio romano del Campo Verano la Santa Misa por los difuntos, bendijo las tumbas y rezó también por los migrantes que fallecieron en el desierto y en el mar.

Después de la oración de sufragio y bendición, rogando a Dios, Padre del Señor Nuestro Jesucristo, para que reciba en su gran misericordia a todos nuestros seres queridos que han dejado este mundo, consuele a los que están en el dolor de la separación y renovando nuestra fe en Cristo muerto, sepultado y resucitado por nuestra salvación y para asociarnos al Él en el triunfo sobre la muerte, con la certeza de que los muertos viven en su Amor, el Obispo de Roma recordó una vez más a todos los migrantes que han muerto intentando buscar una vida más digna. Así como en el rezo mariano del Ángelus del mediodía, mencionó la tragedia ocurrida en el desierto nigeriano, donde fueron encontrados sin vida un centenar de prófugos, de los que más de la mitad eran niños, que murieron de sed y de hambre. El Santo Padre rezó también por los que se han salvado y viven amontonados en espera de que se tramiten sus documentos:

«Quisiera rezar también en particular por estos hermanos y hermanas nuestros que en estos días han muerto mientras buscaban una liberación, una vida más digna. Hemos visto las fotos, la crueldad del desierto, hemos visto el mar donde tantos se han ahogado. Recemos por ellos. Y recemos también por los que se han salvado y en estos momentos están en tantos lugares de acogida, amontonados, esperando que los trámites legales se aceleren, para poder ir a otro lugar, estar más cómodos, en otros centros de acogida».
(CdM - RV)