2013-11-05 Radio Vaticana
(RV).- “Para romper el círculo vicioso de la desnutrición física y la malnutrición mental, y por lo tanto, de la pobreza y de la ignorancia no es suficiente "una sana investigación científica y sólidas políticas sociales que permitan una mejora real en la educación, la producción y distribución de alimentos, una agricultura sostenible y la seguridad alimentaria. También se debe redescubrir el sentido del humanismo cristiano basado en la solidaridad y la fraternidad".
Lo señaló este lunes el cardenal Peter Turkson, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, inaugurando la Conferencia del Grupo de Trabajo Interdisciplinario "Pan y cerebro, educación y pobreza", que hasta el miércoles, 6 de noviembre, está teniendo lugar en la Casina Pío IV, en el Vaticano.El título del encuentro, en el que participan expertos de diferentes disciplinas, quiere llamar la atención, por una parte, sobre la “relación perversa” - ya destacada en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, establecidos por Naciones Unidas - entre pobreza y déficits educativos y cognitivos y, por otra parte, sobre las aplicaciones positivas de los frutos del trabajo de la mente humana, en particular, de los descubrimientos científicos y las innovaciones tecnológicas, la producción de alimentos y la lucha contra la pobreza.
“Todos ellos aspectos - dijo el cardenal Turkson, en su discurso - que llaman en causa los temas centrales de la Doctrina Social de la Iglesia, tales como los derechos y las necesidades humanas básicas, la dignidad humana, la justicia y la paz, y no menos importante, el diálogo, recogidos especialmente en la "Gaudium et Spes" y más recientemente por el Papa Benedicto XVI y el Papa Francisco.En este espíritu, tiene lugar la conferencia, que se centrará en algunos aspectos que han sido objeto de mejoras sustanciales y puede traer esperanza y soluciones prácticas para los desafíos urgentes y dramáticos de hoy respecto a la educación y la pobreza.
Como se destaca en la presentación "aquellos de nosotros que somos cristianos piden al Señor que nos dé ‘nuestro pan de cada día’, no a nivel individual sino social, incluyendo a nuestros hermanos y hermanas, lo que les dará un "dieta sostenible, un desarrollo saludable del cerebro, una buena educación y, por último, el pan super subtancial de Jesucristo."ER RV