2013-11-07 Radio Vaticana
(RV).- El Papa Francisco aprobó, pocos días después de su elección pontificia, el pasado 27 de marzo, la promulgación, entre otros decretos, del correspondiente a un milagro atribuido a la intercesión de esta religiosa. La nueva beata - fundadora de la Congregación de las Hermanas Pobres Franciscanas de la Adoración Perpetua, de la que fue superiora general - nos invita a todos a la oración y a la caridad hacia los más necesitados de todo tiempo y lugar, destaca el Cardenal Angelo Amato, que representará al Santo Padre en la beatificación de María Teresa Bonzel, el domingo 10 de noviembre en Paderborn, Alemania, donde había nacido, concretamente en Olpe, el 17 de septiembre de 1830.
Desde muy pequeña manifestó su anhelo de seguir a Cristo y de ayudar a los pobres. Formada en una vida de intensa oración y devoción a la Sagrada Eucaristía, sentía profundamente las necesidades de la gente de su época. Debido a los cambios en la estructura social y por las políticas de salud en Alemania de mediados del siglo 19, aumentó la pobreza y el número de niños desprotegidos. Hoy sus religiosas desarrollan su apostolado en Alemania, Estados Unidos, Filipinas y Brasil.
El lema de la Madre María Teresa era «Todo lo que Dios quiera. Él guía, yo sigo». El prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato, destacó en una entrevista de Roberto Piermarini la entrega confiada de la nueva beata a la Divina providencia y la actualidad de su mensaje, afianzado en Jesús. Como nos recuerda el Papa Francisco los santos han conocido el amor de Dios y lo donan a los demás:
«La beatificación de la Madre María Teresa Bonzel es un regalo de la Divina Providencia a su diócesis, a sus religiosas, a la ciudad de Paderborn. La nueva Beata muestra que las palabras de Jesús encontraron en ella un corazón capaz de hacer fructificar el heroísmo de la caridad y de la santidad. Además vemos en su figura un mensaje especial para sus hijas espirituales y para todos nosotros. A sus religiosas les recuerda que el fin de su consagración religiosa es la propia santificación y los consejos evangélicos. También a todos nos dirige una invitación la santidad. El Papa Francisco, en la pasada solemnidad de Todos los Santos (1 de noviembre de 2013), nos dijo: "Los santos no son superhombres, ni nacieron perfectos. Son como nosotros. Y ¿qué fue lo que cambió su vida? El haber conocido el amor de Dios. La Beata María Teresa Bonzel nos recuerda que la santidad no es un privilegio de unos pocos, sino una meta para todos. El bautismo infunde en cada uno las virtudes sobrenaturales de la fe, de la esperanza y de la caridad, que permiten a todos a crecer y madurar en la perfección cristiana».
(CdM - RV)