San Aedo Mac Bricc

Date: 
Miércoles, Noviembre 10, 2021

CUANDO NACIÓ San Aedo, hijo de Brecc de Hy Neill, acontecieron muchos sucesos maravillosos y un extranjero predijo que sería grande a los ojos de Dios. Como el padre de Aedo le destinaba al estado laico, no le envió a la escuela, sino que le puso a trabajar en sustierras. Un día,SanBrendano de Birr y San Canicio ayudaron al joven a buscar una piara de cerdos que se había extraviado. Cuando murió Brecc, los hermanos de Aedo le privaron de su patrimonio. El joven, para obligarlos a que le entregasen sus bienes, se robó a una doncella de la casa y huyó con ella a Rathlihen de Offaly. Pero el obispo local, San Ilatan, le instó para que renunciase a su herencia y dejase partir a la doncella. Asílo hizo Aedo, quien se quedó con el obispo. Algún tiempo después, San Ilatan tuvo una visión mientras su discípulo araba el campo y, a raíz de ella, le envió a fundar un monasterio en su región de origen. Se dice que la principal de las fundaciones de San Aedo fue Cill-áir, en Westmeath, pero su influencia se dejó sentir en sitios bastante alejados de ahí.

Se cuentan muchos milagros de San Aedo. Algunos son muy extravagantes. Por ejemplo, se dice que poseía el don de curar a los enfermos, que en varias ocasiones fue arrebatado por el aire (aun con su carro), que transformó el agua en vino y que resucitó a tres personas que habían sido degolladas por unos bandoleros. También se cuenta que Santa Brígida (o un hombre) fue a él a pedirle quela curase de un dolor crónico de cabeza y que el santo consiguió que Dios le pasase el dolor a él. De San Aedo, como de San Odón de Cluny, se refiere que, en una ocasión, vio a una joven lavarse la cabeza después de las vísperas del sábado (es decir cuando ya había comenzado el descanso dominical) ; el santo ordenó que se le cayese el cabello hasta que se arrepintiese de haber quebrantado el precepto del descanso dominical. Poco antes de su muerte, al santo dijo a uno de sus monjes: "Preparaos a emprender conmigo el viaje al cielo." El monje no tenía el menor deseo de morir. En cambio, un campesino que se hallaba presente exclamó: "Pluguiese a Dios mandarme ir con vos." El santo le dijo: "Id a lavaros y preparaos." Así lo hizo el campesino y volvió a acostarse en el lecho de San Aedo. Ambos murieron juntos. En ese mismo momento, San Colomba, que se hallaba en la lejana lona, vio volar al cielo el alma de San Aedo y comunicó la noticia a sus hermanos.

Alban Butler - Vida de los Santos