ENTRE LOSdiscípulos de San Juan Crisóstomo había uno llamado Nilo, quien ocupaba un alto cargo en Constantinopla. Algunos investigadores llegan a decir que era prefecto de la ciudad. Nilo estaba casado y tenía dos hijos. Cuando éstos habían crecido, Nilo, se sintió llamado a la vida eremítica y acordó con su esposa que ambos abandonarían el mundo. Su hijo Teódulo partió con él a establecerse entre los monjes del Monte Sinaí. Desde ahí Nilo escribió dos cartas de protesta al emperador Arcadio cuando éste desterró a San Juan Crisóstomo de Constantinopla. Algunos años más tarde, los árabes saqueran el monasterio, asesinaron a muchos monjes y se llevaron preso a Teódulo. Nilo los siguió con la esperanza de rescatar a su hijo. Por fin, lo encontró en Kleusa, al sur de Beraheba, ya que el obispo de esa ciudad, compadecido de la suerte de Teódulo, le había comprado a los árabes y le había dado trabajo en la iglesia. El obispo de Eleusa confirió la ordenación sacerdotal a Nilo y a su hijo antes dequepartiesen al Sinaí.
San Nilo llegó a ser muy conocido por los escritos teológicos, bíblicos y sobre todo ascéticos que se le atribuyen. En su tratado sobre la oración reco- mienda que pidamos ante todo a Dios el don de oración y que supliquemos al Espíritu Santo que haga brotar en nuestros corazones los deseos que le son irresistibles; también recomienda que pidamos a Dios que se haga su voluntad en la forma más perfecta posible. A las personas que viven en el mundo predica la templanza, la meditación sobre la muerte y la obligación de la limosna. San Nilo estaba siempre pronto a comunicar a otros sus conocimientos ascéticos. Las cartas suyas que se conservan, muestran cuan lejos había llegado en la vida interior y en el estudio de la Sagrada Escritura y cuan frecuentemente acudían a consultarle personas de todas las clases sociales. Una de dichas cartas constituye la respuesta de San Nilo al prefecto Olimpiodoro, quien había construido una iglesia y quería saber si podía adornarla con mosaicos de tema profano, como escenas de cacería, imágenes de pájaros, animales y cosas por el estilo. San Nilo reprobó la idea y aconsejó a Olimpiodoro que pusiera escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento "para instruir a los que no saben leer". Agregó que sólo debe haber una cruz, situada en el punto principal de la iglesia. San Nilo escribió todo un tratado para demostrar que la vida eremítica es mejor que la de los monjes que viven en comunidad en las ciudades, pero hace notar que también los ermitaños tienen sus dificultades y pruebas particulares. El santo tenía experiencia en eso , pues sufrió violentas tentaciones, turbaciones y asaltos de los malos espíritus. San Nilo escribió a cierto "estilita" que su retiro en lo alto le había sido dictado por la soberbia: "El que se exalta será humillado."
Aunque Tillemont y Alban Butler aceptan sin vacilar la autoridad de las Narrationes (Migne, P.G., vol. Lxxix, pp. 583-694), la vida de San Nilo se presta a graves dudas. En primer lugar, no hay razón alguna para creer que San Nilo ocupara un alto cargo oficial, ni que fuera casado, ni que se estableciera en el Sinaí, ni que viviera aventuras extraordinarias buscando a su hijo. Aunque los sinaxarios perpetúan esa leyenda, tales datos no concuerdan con los auténticos de las cartas de San Nilo. Por otra parte, probablemente, el escritor Nilo era un monje de Ancira de Galacia (actualmente Ankara), distinto de nuestro santo.
Alban Butler - Vida de los Santos