Significa “de buena reputación”. Viene de la lengua griega.
Es una joven mártir del siglo II del cristianismo. Murió en Heliópolis, Líbano.
Germán era un monje que fue detenido en esta ciudad cuando estaba en casa de un amigo pasando la noche.
Preguntó de quién era el chalet que había enfrente y quién lo habitaba. Y le dijo su amigo:""Es de Eudoxia, la chica cortesana más bella. Como es querida, es natural que sea rica"".
Apenas se fue a la cama, Germán empezó desde la ventana a decir frases y palabras del Evangelio. Anteriormente se había dedicado este joven a cantar en los conciertos porque tenía una voz magnífica.
Primero le cantó sobre el infierno:<> Después continuó por el hijo pródigo y la oveja perdida.
Y finalmente, sobre la felicidad que gozan los bienaventurados en el cielo.
Eudoxia se levantó y se fue a su balcón para oírle. Al terminar de escucharle, se metió en la cama y se pasó la noche llorando. Al día siguiente por la mañana, fue a tocar a la puerta de su vecino rogándole que le dejara ver al cantante.
Germán que no se sentía llamado para hablar con una chica, le prometió que rezaría por ella y la encaminó al obispo Teodoto para que la instruyese, le bautizara y se encargara de dirigir su alma.
Sin embargo, había un cliente de Eudoxia que, al enterarse de que se había hecho cristiana, fue a denunciarla al gobernador romano.
Este la envió ante el juez, casado con una mujer bella y que vivía feliz con ella.
En el juicio había un individuo de malas intenciones que la ejecutó.
Entre los Latinos es muy poco conocida esta santa mártir cuya veneración en las iglesias orientales es muy grande y devota.