2013-11-19 L’Osservatore Romano
Admiración y afecto por quienes sufren persecuciones en el mundo por causa de la fe expresó el Papa Francisco en el Ángelus del 17 de noviembre en la plaza de San Pedro. El Pontífice, refiriéndose al pasaje evangélico de la liturgia dominical, se detuvo en dos actitudes que hay que asumir en la espera de los «últimos tiempos»: el primero es «no dejarse engañar por los falsos mesías y no dejarse paralizar por el miedo»; el segundo, «vivir el tiempo de la espera como tiempo de testimonio y perseverancia». Un tema actual «también para nosotros que vivimos en el siglo XXI», comentó. Se trata, en efecto, de una invitación al discernimiento, para entender «dónde está el espíritu del Señor y dónde el espíritu maligno». Incluso hoy, de hecho, «existen falsos “salvadores”, que buscan sustituir a Jesús: líderes de este mundo, santones, incluso brujos, personalidades que quieren atraer a sí las mentes y los corazones, especialmente de los jóvenes».
El Santo Padre recordó después que «las adversidades que encontramos para nuestra fe» son «ocasiones de testimonio» y «no deben alejarnos del Señor». Y al respecto citó el testimonio ofrecido en diversos países del mundo por «muchos hermanos y hermanas cristianos, que sufren persecuciones por causa de su fe. Son muchos. Quizás muchos más que en los primeros siglos».
Al término de la oración mariana el Pontífice recomendó a los fieles rezar el rosario como «medicina espiritual» del alma, mientras que algunos voluntarios distribuyeron veinte mil rosarios entre los presentes en la plaza de San Pedro.