2013-11-20 Radio Vaticana
(RV).- El perdón de los pecados es un don que ofrece Jesús resucitado a los apóstoles, junto con la paz, la alegría, la misión –expresó el Obispo de Roma en la catequesis del 20 de noviembre de 2013. Explicó que, cuando en su primera aparición en el Cenáculo, Jesús les dice: “Reciban el Espíritu Santo, a los que les perdonen los pecados les serán perdonados…”, el soplo de Jesús, acompañado de las palabras con las cuales comunica el Espíritu, indica la transmisión de la vida, la vida nueva regenerada por el perdón. A través del ministerio apostólico, la misericordia de Dios me alcanza, mis pecados son perdonados y me es dada la alegría.
Jesús da el poder de perdonar los pecados. La Iglesia acompaña nuestro camino de conversión durante toda la vida. Dios no se cansa de perdonar, nosotros no tenemos que cansarnos de pedir perdón. A veces sucede que alguno dice que se confiesa directamente con Dios. Sí, Dios te escucha siempre, pero en el sacramento de la Reconciliación manda un hermano a darte el perdón, en nombre de la Iglesia. Es una cura, una medicina y tenemos la seguridad del perdón, de que Dios mismo me ha perdonado.
El sacerdote es instrumento para el perdón de los pecados. El servicio que presta como ministro, de parte de Dios, es muy delicado y exige que su corazón esté en paz, que no maltrate a los fieles, sino que sea humilde, benévolo y misericordioso, que sepa sembrar esperanza en los corazones, y sobre todo que sea conciente que el hermano y la hermana que se acercan al sacramento de la reconciliación buscan el perdón y lo hacen como tantas personas se acercaban a Jesús para curarse. El sacerdote que no tenga esta disposición de espíritu, es mejor que, hasta que no se corrija, no administre este sacramento. Los fieles penitentes tienen el derecho de encontrar en los sacerdotes servidores del perdón de Dios.
El Papa llamó tambien a no olvidar las víctimas del aluvión en Cerdeña y pidió rezar por ellos en silencio.
Escuchemos la síntesis de la catequesis pronunciada por Francisco en español:
Resumen de su catequesis y saludos del Papa en nuestro idioma: (audio)
Hoy quiero hablar del perdón de los pecados, que forma parte de la “potestad de las llaves” que Jesús dio a sus Apóstoles.
El protagonista del perdón de los pecados es el Espíritu Santo. Jesús Resucitado, antes de comunicar su Espíritu, mostró los signos de su Pasión, que representan el precio de nuestra salvación, indicando así que el Espíritu Santo otorga el perdón de Dios “pasando a través” de las llagas de sus manos y su costado. A su vez, la Iglesia es depositaria de esta potestad. Sin ser dueña, es servidora del ministerio de la reconciliación a favor de los hombres, acompaña su camino de conversión y se alegra siempre de ofrecer este don divino. Dios ha querido que recibamos su perdón mediante los ministros de la Comunidad. El sacerdote, un hombre que como todos tiene necesidad de misericordia, es a su vez instrumento de reconciliación para sus hermanos. Ha de tener el corazón en paz para sembrar esperanza, y humildad para recibir al pecador que se acerca a él como al mismo Jesús.
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Venezuela, Guatemala, Argentina, México y los demás países latinoamericanos. No olvidemos que Dios nunca se cansa de perdonarnos. Mediante el ministerio del sacerdote nos da un abrazo que nos regenera y nos permite levantarnos y retomar de nuevo el camino. Muchas gracias.
(jGO-RV)
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La importante misión de las comunidades de clausura y de la familia, en favor de la humanidad, centraron los llamamientos que pronunció el Papa Bergoglio, en su audiencia general de hoy, en la que recordó también a las víctimas de las inundaciones en Cerdeña.
En la víspera de la fiesta de la Presentación de María, Francisco dedicó un recuerdo especial a cuantos en todo el mundo consagran su vida a la oración en la vida contemplativa, invitando a brindar nuestro apoyo espiritual y material y elevando nuestra gratitud a Dios:
«Mañana, 21 de noviembre, en la memoria litúrgica de la Presentación de María Santísima en el Templo, celebramos la Jornada pro Orantibus, dedicada al recuerdo de las comunidades religiosas de clausura. Es una ocasión oportuna para agradecer al Señor por el don de tantas personas que, en los monasterios y ermitas, se dedican a Dios en la oración y el trabajo silencioso. Demos gracias al Señor por los testimonios de vida de claustral y no dejemos que falte a estos nuestros hermanos y hermanas, nuestro apoyo espiritual y material, para que puedan cumplir su importante misión».
Recordamos, que en la conmemoración de la Jornada Pro Orantibus, - instituida por Pío XII, el 21 de noviembre de 1953 – por lo que se cumplen 60 años - este jueves, el Papa Francisco visitará el monasterio de las Hermanas Camaldulenses de San Antonio Abad al Aventino (Roma), donde recitará las Vísperas en común y adorará el Santísimo Sacramento.
El Santo Padre destacó asimismo, en su audiencia general de hoy, la inauguración del Año Internacional de la Familia Rural y junto con su apoyo deseó que esta iniciativa valorice los innumerables beneficios económicos, sociales, culturales y morales que familia aporta toda la comunidad humana:
«El próximo 22 de noviembre, será inaugurado por las Naciones Unidas el "Año Internacional de la Familia Rural", que se propone también subrayar que la economía agrícola y el desarrollo rural encuentran en la familia un operador respetuoso de la creación y atento a las necesidades concretas. También en el trabajo, la familia es un modelo de fraternidad para vivir una experiencia de unidad y de solidaridad entre todos sus miembros, con una mayor sensibilidad hacia los más necesitados de cuidados y de ayuda, deteniendo de raíz cualquier conflicto social. Por estas razones, mientras expreso mi satisfacción por esta iniciativa oportuna, espero que la misma contribuya a valorizar los innumerables beneficios que la familia aporta al crecimiento económico, social, cultural y moral de toda la comunidad humana».
El Papa Francisco recordó luego que en este mes de noviembre, la liturgia nos invita a la oración por los difuntos y, alentando a que no olvidemos a nuestros seres queridos, a los bienhechores y a todos aquellos que nos han precedido en la fe, puso de relieve que la Eucaristía es la mejor ayuda espiritual que podemos brindar a sus almas, especialmente a las más abandonadas.
«No podemos olvidar a las víctimas de las recientes inundaciones en Cerdeña: oremos por ellos y por sus familiares y nos solidarizamos con cuantos que han sufrido daños», dijo también el Santo Padre, recordando la tragedia ocurrida en esta isla de Italia. E invitó a rezar primero en silencio y luego un Ave María, para que la Virgen bendiga y ayude a todos los hermanos y hermanas sardos.