El Papa exhorta a una asistencia sanitaria para la gente mayor de dignidad y de libertad, lejos de la cerrazón y la tortura del silencio

2013-11-23 Radio Vaticana
(RV).- “Las personas mayores siempre han sido protagonistas en la Iglesia, y todavía lo son. Y hoy, más que nunca, la Iglesia debe dar ejemplo a toda la sociedad del hecho de que los ancianos, a pesar de los "achaques" inevitables, a veces graves, son siempre importantes, es más, son de hecho indispensables”.

Son las palabras del Papa recibiendo este sábado a los participantes a la Conferencia Internacional, promovida por el Pontificio Consejo para los Agentes sanitarios que ha tenido lugar del 21 al 23 de noviembre en el Aula Nueva del Sínodo del Vaticano bajo el título: “Iglesia al servicio de los enfermos de edad avanzada: la atención a las personas que padecen enfermedades neurodegenerativas".

Más allá de cualquier “visión discriminante”, ha dicho el Papa, “la vida humana conserva siempre su valor a los ojos de Dios. Por ello la gente mayor “participa plenamente en la misión de la Iglesia” porque ellos llevan consigo “la memoria y la sabiduría de la vida, para transmitirla a los demás”.

El aumento de la esperanza de vida señaló el Obispo de Roma comporta también un número creciente de personas que sufre enfermedades neurodegenerativas, que a menudo va acompañado por un deterioro de las capacidades cognitivas. Estas enfermedades afectan el mundo socio-sanitario tanto en términos de investigación, como de asistencia en centros de atención social y en la familia, que sigue siendo el lugar privilegiado de acogida y cercanía.

“Es importante el apoyo de ayudas y de servicios adecuados, con el objetivo de respetar la dignidad, la identidad y las necesidades del paciente, pero también de los que asisten al enfermo, familiares y agentes profesionales. Esto sólo es posible en un ambiente de confianza y como parte de una relación de respeto mutuo. Vivida así, la atención al enfermo se vuelve una experiencia muy rica, tanto profesional como humanamente; de lo contrario, se vuelve mucho más similar a la simple y fría "protección física".

El Papa ha subrayado que los “ancianos enfermos” son también destinatarios del mensaje evangélico, a pleno título, gracia a la fuerza del sacramento del bautismo”.

“Se hace necesario, por tanto, comprometerse para una asistencia que, junto con el modelo biomédico tradicional, se enriquezca de espacios de dignidad y de libertad, lejos de la cerrazón y silencios…aquella tortura de los silencios. El silencio muchas veces se transforma en una tortura. Esta cerrazón y silencios que, demasiado a menudo, rodea a las personas en el campo de la atención sanitaria. En esta perspectiva, quisiera destacar la importancia del aspecto religioso y espiritual. De hecho, se trata de una dimensión que sigue siendo viable aún cuando las capacidades cognitivas se reducen o se pierden. Se trata de poner en práctica una pastoral especial para acompañar la vida religiosa de las personas mayores con enfermedades degenerativas graves, con formas y contenidos diversificados, para que, a pesar de ello, sus mentes y sus corazones no interrumpan el diálogo y la relación con Dios”.
ER RV