Mensaje de Navidad y Año Nuevo

“Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales,
y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón”.

(Lc 2, 6-7)

Estimados hermanos y hermanas:

En Navidad hablamos de alegría, de paz, de esperanza y otras cosas hermosas. La alegría y la paz vienen si abrimos nuestro corazón a Cristo, quitando los obstáculos que impiden que entre. El obstáculo es el pecado, que es el peor de los males y tiene diversas manifestaciones: egoísmo, vanidad, impureza, envidia, etc. En pocas palabras, el pecado se identifica con la soberbia, de donde vienen todos los males. Dios se hace un Niño para darnos una lección de humildad. Cuando somos humildes dejamos actuar a Dios y su gracia nos limpia, nos regenera y nos libera del pecado. Eso es lo que causa la alegría y la felicidad verdadera.

La Navidad es un momento excelente para conocer y querer más a Jesucristo. Los invito a dedicar un poco de tiempo a la oración, personal o familiar. A leer el Evangelio y meternos en los pasajes que relatan la historia de Jesús y de la Sagrada Familia. Si tratamos a Cristo lo conoceremos más y será más fácil quererlo y seguirlo. Aprenderemos lecciones de humildad, de pobreza, espíritu de servicio, alegría y muchas cosas más.

No hay Navidad sin Jesús, por ello los invito también a participar de la Eucaristía de Noche Buena, y a prepararnos bien para recibirlo en la Comunión. El viene para estar con nosotros, el Emmanuel –Dios con nosotros- nos toca la puerta. Que no vuelva a ocurrir como el día de la Navidad “no había sitio para ellos en el mesón” (Lc. 2,7).

Elevo mi oración para que María, Madre del Verdadero Dios por quien se vive, interceda por nosotros y que Dios Niño les conceda en este grandioso tiempo de la Navidad y Año Nuevo, la oportunidad maravillosa de confesar nuestra fe en el único Señor Jesús, y el compromiso de vivir nuestra existencia en la caridad, por los caminos de la verdad y la justicia.

Dado en la sala de Gobierno Pastoral de la Diócesis de Ciudad Obregón del Sagrado Corazón de Jesús, el día 9 de diciembre del Año del Señor Dos mil trece.

Con mi bendición y cercanía,

† Felipe Padilla Cardona
Obispo de Ciudad Obregón