Preentación del Señor, ciclo A

Mis ojos han visto a mi salvador, luz para alumbrar a las naciones

Primera lectura: (Malaquías 3,1-4)

Marco: Sus alusiones al mensajero hacen del libro de Malaquías uno de los más citados en el Nuevo Testamento. El fragmento que proclamamos hoy viene precedido por una urgente pregunta: «¿Dónde está la justicia de Dios?».

La respuesta del profeta es tajante: Dios vendrá con toda seguridad para juzgar. La justicia de Dios se cumplirá en el día del Señor. Precedido por un mensajero, Dios actuará en la historia de su pueblo.

Reflexiones

1ª) ¡El mensajero de Dios entra en su templo!

De pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis, el mensajero de la alianza que vosotros deseáis: miradlo entrar... ¿Quién podrá resistir el día de su venida? ¿Quién quedará en pie cuando aparezca? Dios tiene un proyecto salvador y se cumplirá. Para llevarlo a realidad ha previsto la presencia de un mensajero que prepare convenientemente al pueblo. Dios sale al encuentro de los grandes interrogantes del hombre y le ofrece siempre una adecuada respuesta. En la misma línea de los antiguos profetas, en los que se inspira así como en el Deuteronomio, el autor de esta colección de oráculos establece una relación y un contraste entre la santidad de Dios y el pecado del hombre. El hombre necesita purificación para poder acceder a la presencia de Dios en el culto y en la vida. Hoy como ayer estas palabras del profeta urgen en los creyentes coherencia entre el culto y la vida comprometida. Todo creyente en Jesús es un nuevo mensajero en medio del mundo.

2ª) ¡Realizará una amplia obra de purificación!

Será un fuego de fundidor, una lejía de lavandero... El templo siempre representó en la historia de la salvación un lugar de primera importancia. Allí habita la gloria de Dios. Allí cita a su pueblo en las grandes celebraciones. Participar en el culto es experimentar la presencia de Dios. Subir a Jerusalén, al templo, es acercarse a ver a Dios, es decir, experimentar su presencia invisible pero cercana. Y esta experiencia se hace particularmente intensa cuando participan en los banquetes sagrados después de las ofrendas. La comida junto al templo de Dios era una ocasión privilegiada para experimentar esta presencia de Dios. Pero cuando el culto se vacía de su verdadero contenido se convierte en una mera celebración ritual sin alma. Este mensajero que precederá el día del Señor tiene como misión hacer que el culto vuelva a su verdadero sentido. Los hombres y mujeres de nuestro mundo observan, acaso en exceso, cómo los discípulos de Jesús no establecen un nexo firme entre lo que hacen en el culto y su respuesta en la vida. Esta realidad les invita a mostrar la unidad entre el culto que practican y la vida que realizan.

Segunda lectura: (Hebreos 2,14-18).

Marco: El nuevo culto en Cristo es superior al culto antiguo por su contenido, por el realizador y por las consecuencias que produce en quienes participan de él. El fragmento que proclamamos hoy pertenece a la primera sección de la obra: Jesucristo, salvador, superior a los ángeles. Y, más en concreto, el autor enseña que Cristo, es el redentor que libera a través del sufrimiento.

Reflexiones

1ª) ¡Jesús, superior a los ángeles, es realmente hombre!

Jesús, muriendo, aniquiló al que tenía el poder de la muerte, es decir, al diablo, y liberó a todos los que por miedo a la muerte pasaban la vida entera como esclavos. El autor de esta carta expone a lo largo de su escrito una teología de la encarnación profunda, cercana y muy madurada. Es una de sus preocupaciones centrales: afirmar firmemente la realidad humana de Jesús. Y esta preocupación la expresa en la afirmación insistente de que Jesús estuvo sujeto al sufrimiento y a las tentaciones como nosotros, pero nunca pecó. La decisión de Jesús fue siempre el camino marcado por el Padre, pero en su recorrido quiso someterse a la tentación y al sufrimiento humano. Los hombres y mujeres de nuestro tiempo podemos encontrar en esta fuente aliento siempre renovado. Cristo ha ido siempre por delante y lo sigue haciendo hoy de modo invisible pero real. La humanidad, especialmente los que sufren por cualquier causa, no está desamparada. Cristo sigue siendo el punto de referencia para seguir caminando en el esfuerzo de humanización como primicias para entrar en el santuario definitivo del cielo donde contemplaremos al que nos fue abriendo y marcando el camino hasta el final.

2ª) ¡Tenía que parecerse en todo a sus hermanos!

Tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser compasivo y pontífice fiel en lo que a Dios se refiere... Como él ha pasado por la prueba del dolor, puede auxiliar a los que ahora pasan por ella. Otro pensamiento de esta carta es que Jesús es el que abre camino y acompaña a los hombres en su recorrido. La propia experiencia humana del sufrimiento lo hace cercano a los hombres que se encuentran rodeados de sufrimientos y pruebas. Solo desde esta comunión real con los hombres, curtida en la experiencia del sufrimiento, Jesús puede ejercer el ministerio de pontífice fiel. Ha compartido nuestra existencia en todo menos en el pecado. Afirma el autor unas líneas antes del fragmento proclamado: Era conveniente que Dios, que es origen y meta de todas las cosas, y que quiere conducir a la gloria a muchos hijos, elevara por los sufrimientos al más alto grado de perfección a la cabeza de fila que los iba a llevar a la salvación. Estas palabras sorprendentes son la respuesta a los interrogantes que nos plateamos: ¿Por qué el sufrimiento de tantos millones de hombres y mujeres? ¿Para qué todo este sufrimiento? ¿No nos quiere Dios felices? Y tantos otros interrogantes que laceran la conciencia y la vida de nuestros contemporáneos. El autor de esta trabajada carta invita a dirigir la mirada a la experiencia de sufrimiento de Jesús que va por delante. Respuesta coherente y válida.

Evangelio: (Lucas 2,22-40).

Marco: El relato de la Presentación de Jesús en el templo está estructurado en algunas escenas significativas: María y José con el Niño se dirigen al templo guiados por la Palabra de Dios; Simeón y Ana se dirigen también al templo guiados por el Espíritu Santo (ambos grupos buscan el centro de la fe de Israel, es decir, el templo donde habita Dios y en el que reside su Nombre); el encuentro de los dos grupos en el templo; las palabras de Simeón en tres direcciones: el cántico que dirige a Dios, las palabras sobre el futuro de Jesús y las palabras dirigidas a la madre. Todo el relato y su contenido hay que leerlo e interpretarlo desde el final de la carrera de Jesús, desde el acontecimiento pascual que lo ilumina y posibilita su verdadero sentido y contenido.

Reflexiones

1ª) ¡El encuentro de Simeón y Ana con el Niño y sus padres!

La actuación salvífica de Dios entra en la historia humana a través de una aceptación de su Palabra, expresada en la ley. María y José siguen siendo fieles cumplidores de la ley. El estatuto legal de los primogénitos no se corresponde exactamente con los pormenores de la escena. Una costumbre era la consagración del Niño al Señor (Ex 13,1.11ss); el rescate se hacía en la ciudad donde vivían. Otra costumbre era la purificación de la madre después del nacimiento del hijo (Lv 12,1ss.6) y Lucas se refiere especialmente a ella. La combinación lucana de las dos costumbres refleja la práctica habitual en el judaísmo de los tiempos del NT: por razones prácticas se cumplían al mismo tiempo los dos deberes religiosos. La pre-sentación, una composición narrativa lucana, es mencionada porque facilita el encuentro con Simeón y Ana. Impulsado por el Espíritu fue al templo. Nótese la insistencia en la presencia y actuación del Espíritu. Un hombre justo y piadoso y una anciana (ambos pertenecientes al grupo o movimiento de los pobres de Yahvé*) dan testimonio del honor del niño. Ana es presentada como una viuda honorable según las Escrituras. La sabiduría era una virtud típica de las ancianas. En la literatura del Próximo Oriente antiguo existe una frecuente asociación de sabiduría y ancianidad. La descripción lucana de la figura de Simeón subraya algunos aspectos importantes. Simeón es un carismático sobre el cual reposa el Espíritu Santo, que le asegura no ha de morir sin ver antes al Mesías y que lo mueve a acudir al Templo. Simeón se coloca entre los que veían los tiempos mesiánicos a la luz del libro de la Consolación del Deutero- Isaías y, especialmente, 52,8-10 donde se une en paralelismo la consolación de Israel y la redención de Jerusalén que esperaban los oyentes de Ana.

2ª) ¡Simeón canta al Dios fiel a sus promesas cumplidas en Jesús!

Ahora, Señor, según tu promesa... Todo el himno es un conjunto de títulos cristológicos que la Iglesia descubrió en Jesús a partir de la Pascua y el don del Espíritu y que describen la actuación de Jesús en favor de su pueblo y de todas las naciones. La proclamación angélica a los pastores anunció la identidad del niño en términos de la expectación de Israel (Lc 2,10-11). El Nunc dimittis de Simeón anuncia el destino del niño ante todas las gentes, incluidos los gentiles. Lo que dicen se aplica a toda la obra salvífica que la describen como algo que ya ha tenido lugar. Este cántico procede de la comunidad judeos-cristiana de Jerusalén compuesto después de la crucifixión y resurrección y Lucas lo anticipa al nacimiento de Jesús y es el más bello de los cánticos lucanos. Hay un enfático ahora que expresa la idea de promesa cumplida (Lc 10,23-24). Simeón, símbolo del siervo-pueblo de Dios, puede irse en paz porque Dios ha cumplido su palabra (Hch 13,32ss). La promesa era para Israel y para todas las naciones y se cumple en el acontecimiento central de la salvación. Lucas realiza una prolepsis* para enseñar que, aunque Jesús lo era todo desde el comienzo, no se reveló hasta más tarde y, por eso, proyecta la luz y la experiencia pascuales a los relatos de la infancia. De hecho, Lucas presenta a Simeón expresando una idea que es realidad y está asociada con los dos grandes protagonistas de Hechos, Pedro y Pablo (Hch 15,14; 28,28). Entonces fue cuando se realizó la visión de Simeón manifestada en la presentación de Jesús en el templo. Lucas proyecta a la Infancia esta rica experiencia cristiana de evangelización a los gentiles (Mateo expresa la misma realidad con el relato de los magos).

3ª) ¡Este Niño será una bandera discutida!

Será como una bandera discutida... El oráculo consta de cuatro versos con el mismo tema del juicio que divide. Recuerda el lenguaje de los oráculos davídicos de Isaías (Is 8,13ss). También para Lucas, el signo de Jesús encontrará oposición. Jesús es, a la vez, el Mesías esperado por Israel, la salvación que Dios ha preparado para todos los pueblos, y la piedra de toque por la cual serán juzgados todos en función de la actitud que adopten ante Él. Simeón anticipa o, mejor, Lucas proyecta una realidad posterior a la infancia. Jesús fue realmente una bandera discutida en su ministerio y, sobre todo, en sus procesos y muerte en la cruz y revelado su sentido en la resurrección. Esta realidad se retrotrae* al relato de la infancia.

Y a ti una espada te traspasará el alma. También a María alcanza ese carácter discriminatorio de la misión de su hijo y experimentará en sí misma el significado de esa división familiar que el cumplimiento de la misión de su hijo va a traer como consecuencia; su relación con Jesús, no va a limitarse al ámbito puramente materno sino a la fidelidad del dis-cípulo (como nos recuerda San Agustín). Jesús es portador de división, incluso en el seno de las familias (Lc 12,51-53). La imagen de la espada ha recibido distintas interpretaciones: la espada de la duda, que se le clavó a María durante la pasión de Jesús; la espada de su propia muerte violenta; indica el dolor que experimentará María por los sufrimientos (físicos y mo-rales) de su Hijo (la compasión corredentora de que hablan los teólogos); significa que María, como madre del Mesías, sufrió el mismo destino que su hijo, incluidos el rechazo y la contradicción; la actitud de despego que Jesús adopta frente a María; la predicación inconfor-mista de Jesús terminaría por privarla de su compañía; un juicio discriminador sobre Israel, que destruye a unos y dispensa a otros; los sufrimientos de María entraban en el plan de Dios y formaban parte de él; el drama personal de María que se inserta en la dialéctica de e-lección (a favor o en contra) que la humanidad entera tiene que practicar frente al Mesías, el cual es simultáneamente piedra de escándalo y piedra elegida (Hb 4,12s). Por consiguiente, la imagen de la espada sugiere la dificultad que ella misma va a experimentar para comprender que la obediencia a la Palabra de Dios está por encima incluso de los más sagrados vínculos familiares. Este enfoque interpretativo coincide con la presentación lucana de María en Lc 8, 19. 21; 11,27-28. De hecho, en la caída y levantamiento de muchos en Israel, María figurará a la cabeza del reducido número de los que se levantan, los 120 que saldrán del ministerio como una compañía de creyentes (Hch 1,12-15). El camino de fe de María, realizado con acendrada fidelidad, llegó a su plena madurez superando todas las pruebas y dificultades.

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)