Lecturas del martes, sexta semana del tiempo ordinario, ciclo A

Pastoral: 
Litúrgica
Date: 
Mar, 2014-02-18

I. Contemplamos la Palabra

Lectura de la carta del apóstol Santiago 1,12-18:

Dichoso el hombre que soporta la prueba, porque, una vez aquilatado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que lo aman. Cuando alguien se ve tentado, no diga que Dios lo tienta; Dios no conoce la tentación al mal y él no tienta a nadie. A cada uno le viene la tentación cuando su propio deseo lo arrastra y seduce; el deseo concibe y da a luz el pecado, y el pecado, cuando se comete, engendra muerte. Mis queridos hermanos, no os engañéis. Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros, en el cual no hay fases ni periodos de sombra. Por propia iniciativa, con la palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas.

Sal 93,12-13a.14-15.18-19 R/. Dichoso el hombre a quien tú educas, Señor

Dichoso el hombre a quien tú educas,
al que enseñas tu ley,
dándole descanso tras los años duros. R/.

Porque el Señor no rechaza a su pueblo,
ni abandona su heredad:
el justo obtendrá su derecho,
y un porvenir los rectos de corazón. R/.

Cuando me parece que voy a tropezar,
tu misericordia, Señor, me sostiene;
cuando se multiplican mis preocupaciones,
tus consuelos son mi delicia. R/.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 8,14-21:

En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y no tenían mas que un pan en la barca. Jesús les recomendó: «Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes.»
Ellos comentaban: «Lo dice porque no tenemos pan.» Dándose cuenta, les dijo Jesús: «¿Por qué comentáis que no tenéis pan? ¿No acabáis de entender? ¿Tan torpes sois? ¿Para qué os sirven los ojos si no veis, y los oídos si no oís? A ver, ¿cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Os acordáis?» Ellos contestaron: «Doce.» «¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?» Le respondieron: «Siete.» Él les dijo: «¿Y no acabáis de entender?»

II. Compartimos la Palabra

“Aceptar la Palabra y ponerla por obra”

Esta carta, dirigida a los judíos conversos de la dispersión, atribuida a Santiago por su cercanía a la mentalidad judeocristiana, trata de aconsejar a los creyentes a vivir la fe en Jesús de una forma responsable. Las nuevas comunidades, además de sufrir las injurias de aquellos que condenaron a Jesús, tienen sus propios problemas y tribulaciones. Han de mantener la comunión de la caridad y la fraternidad de los hermanos, así como vivir personalmente la gracia de la Palabra divina que nos llamó a la Verdad.

«¡Feliz el hombre que soporta la prueba¡». Dichoso el que mantiene la fe y la esperanza en medio de la tentación y las tribulaciones de la vida. Dichoso quien sabe permanecer en el sendero de la rectitud y supera sus propias debilidades y afanes para entregarse como Jesús a las obras del Padre, a construir un mundo mejor, más fraterno y equitativo, más justo. Huir del propio egoísmo, de los deseos descontrolados, del pecado es hacer brotar la verdad y edificar el Reino de Dios que desbanca el pecado, la injusticia y la primacía de la muerte. Que Cristo ha resucitado, significa que abandonamos el hombre viejo, la iniquidad y las malas obras para vestirnos del hombre nuevo, del amor, la solidaridad y la esperanza.

“Es bueno dar gracias a Yahvéh y salmodiar tu nombre, Altísimo; publicar tu amor por la mañana y tu lealtad por las noches.”

“Guardaos de la levadura de los fariseos y Herodes”

Acaban de encarcelar a Juan Bautista y Jesús con sus discípulos se han retirado a Galilea. Jesús refuerza sus enseñanzas con hechos significantes y milagrosos que autentifiquen el poder del que le envía. Pero sus discípulos no logran entender más allá de lo que ven.
Igual que los fariseos, que no quieren cambiar el orden establecido, la formalidad de las apariencias y del culto ritualista. Igual que Herodes, que ante las situaciones de injusticia personal y social, ante el peligro de quien puede desprestigiar su autoridad, reacciona reprimiendo y encarcelando a quien cuestiona su comportamiento.

El Reino de Dios, el nuevo orden que Jesús viene a presentar, es hacer de nuevo presente la obra de Dios como la concibió desde el principio. Recrear el mundo desde la justicia y el orden, desde el amor y la hermandad, desde la conciencia y la solidaridad. Y esta nueva recreación, personal y social, ha de contemplarse en nuevas obras, en hechos y actos evidentes que pongan en primicia a los pobres y desheredados de esta tierra. Actos salvíficos que rescaten a los pecadores y perdidos de la gracia divina y los recuperen para la causa de Dios, que es amor misericordioso. ¿Aún no entendéis que Dios se ha hecho presente a través de Jesús, para remediar nuestros males y dar sentido a nuestra vida en una nueva creación, en la instauración del Reino de Dios que es tarea para todos nosotros? Este es el reto al que nos invita Jesús, a poner en marcha esta nueva forma de vivir. Ni la justificación de los fariseos, con sus escrupulosos cumplimientos religiosos, ni la hipocresía de Herodes, salvaguardando un estatus social injusto y desigual son acordes con el mensaje evangélico. Sólo el amor desinteresado, el afán por la verdad y la justicia, el empeño en y con los más necesitados y oprimidos puede recrear la gran fraternidad de los hijos de Dios.

D. Oscar Salazar, O.P.
Fraternidad San Martín de Porres (Madrid)