Día de la Justicia Social

de Fabio Martínez Castilla
II Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez

Boletín de prensa

Tuxtla Gutiérrez, Chis., 16 febrero del 2014
B/07-14

Cada 20 febrero se nos invita, de parte de la ONU, a reflexionar sobre la grave responsabilidad de fortalecer la justicia social.

La justicia es un derecho fundamental para lograr la paz. La Iglesia en repetidas ocasiones ha recordado que sin justicia no se podrán alcanzar los anhelos de promoción y desarrollo en la sociedad. En efecto, en el compendio de la doctrina social de la Iglesia se nos recuerda que: “La Iglesia se preocupa de la vida humana en la sociedad, con la conciencia que de la calidad de la vida social, es decir, de la relaciones de justicia y de amor que la forman, depende en modo decisivo la tutela y la promoción de las personas que constituyen cada una de las comunidades. En la sociedad, están en juego la dignidad y los derechos de la persona y la paz en las relaciones entre las personas y entre las comunidades. Estos bienes deber ser logrados y garantizados por la comunidad social. (81)

Cuánto más injusticia haya en un ambiente o en la sociedad, menor será la posibilidad de que haya verdadero desarrollo social.

Todos somos responsables de crear ambientes de justicia. Nadie puede sentirse ajeno, porque, precisamente la indiferencia a los otros cercena la justicia.

Alabamos, pues, la celebración del Día Mundial de la Justicia Social, ya que debe apoyar la labor de la comunidad internacional encaminada a erradicar la pobreza y promover el empleo pleno y el trabajo decente, la igualdad y el acceso al bienestar social y la justicia social para todos.

Chiapas tiene que aprender a caminar por el camino de la justicia para alcanzar la paz y el desarrollo.

El Papa Francisco ha hecho varios llamados para que seamos coherentes con nuestra vida cristiana. La primera Exhortación Apostólica del Papa Francisco, es un documento que suma dos llamados inseparables: la evangelización y la justicia social, construidas sobre la esperanza, la fe, la caridad y la alegría cristiana.

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