Amen a sus enemigos (cfr. Mt 5, 38-48)

de Eugenio Andrés Lira Rugarcía
Obispo Auxiliar de Puebla y Secretario General de la CEM

VII Domingo Ordinario ciclo A

Cuando Giovanni Guareschi (1908-1968), autor de la famosa obra “Don Camilo”, fue liberado de un campo de concentración nazi tras 19 espantosos meses de sufrimiento y angustia, volvió a su casa con el aspecto de un cadáver. Pero en sus ojos había tal brillo, que su mujer le dijo: “¡Parece que has vencido tú la guerra!” A lo que él respondió: “Sí, me siento un vencedor, porque en todo este tiempo no he llegado a odiar a nadie”.

Es cierto que a veces las personas nos lastiman: los papás, los hermanos, la pareja, los hijos, la suegra, la nuera… Sin embargo, como decía Juan Pablo II: “…no se puede permanecer prisioneros del pasado...”[1]. Por eso Dios, que nos quiere libres y triunfadores, nos dice: “No odies… Amarás a tu prójimo como a ti mismo”[2]. Y en Jesús, nos invita a ir más allá: “Amen a sus enemigos y rueguen por los que los persigan, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos”.

Quizá, al escuchar esto, digamos: “¿Perdonar a quien me ha hecho tanto daño? ¡Ni loco!”. “El perdón puede parecer contrario a la lógica humana –reconocía Juan Pablo II– Sin embargo… se inspira en la lógica del amor… Dios… perdona siempre a cuantos vuelven a Él… El perdón de Dios se convierte… en fuente inagotable de perdón en las relaciones entre nosotros… No se trata de olvidar todo lo que ha sucedido, sino de releerlo con sentimientos nuevos, aprendiendo, precisamente de las experiencias sufridas, que sólo el amor construye, mientras el odio destruye” [3].

San Gregorio decía: “Cuando se pierde la paz del corazón respecto del prójimo por una cosa terrena, se evidencia que amamos al prójimo menos que a las cosas” [4]. Jesús, que quiere que vivamos cada día conforme a nuestra dignidad de hijos de Dios[5], que es compasivo y misericordioso[6], nos invita a vivir en la libertad y la paz del perdón. Ojalá, confiando en su ayuda, nos demos la oportunidad de hacerlo. Así seremos perfectos, como nuestro Padre celestial es perfecto.

Antes de despedirme, les reitero la invitación para que el 3 de marzo a las 12:00 del mediodía en el Centro Expositor y de Convenciones de Puebla, en la zona de los Fuertes, nos acompañen a la ordenación de los dos nuevos Obispos auxiliares, Mons. Felipe Pozos Lorenzini y Mons. Tomás López Durán. La entrada es libre y gratuita ¡Los esperamos!


[1] Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, 1997, nn. 3 y 4.

[2] Cfr. 1ª Lectura: Lv 19,1-2.17-18

[3] Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, 1997, nn. 3 y 4.

[4] Moralia, 31, 13

[5] Cfr. 2ª Lectura: 1 Cor 3,16-23

[6] Cfr. Sal 102

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