Cristo nos toma de la mano y nos asegura que ni siquiera la muerte podrá separarnos de Él, el Papa durante la audiencia general sobre el sacramento de la Unción de los enfermos

2014-02-26 Radio Vaticana
(RV).- La Plaza de San Pedro volvió a llenarse de miles de fieles y peregrinos para la audiencia general con el Papa. Francisco dedicó su catequesis de este miércoles al “sacramento de la compasión de Dios con el sufrimiento del hombre”: la Unción de los enfermos. El Obispo de Roma nos recordó que “Jesús enseñó a sus discípulos a tener su misma predilección por los enfermos y necesitados, y les confió la tarea de atenderlos en su nombre por medio de este sacramento”. “Qué alegría da saber que en los momentos de dolor no estamos solos: el sacerdote y la comunidad cristiana, reunida junto al que sufre, alimentan su fe y su esperanza”, constató el Santo Padre, agregando que a esto se une el consuelo que otorga la presencia de Cristo, “que nos toma de la mano y nos recuerda que le pertenecemos, y que nada, ni nadie –ningún mal, ni siquiera la muerte- podrán separarnos de Él.” (RC-RV)

Resumen de su catequesis y saludo del Papa en nuestro idioma

En la catequesis de hoy les hablaré de la Unción de los enfermos, sacramento de la compasión de Dios con el sufrimiento del hombre. La parábola del “buen samaritano” expresa el misterio que se celebra en este sacramento: Jesús se acerca a quien sufre y lo conforta con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza. Luego, lo lleva a la posada, que representa a la Iglesia, a la que Cristo confía a cuantos sufren en su cuerpo o en su espíritu, para experimentar su misericordia y su salvación. Jesús enseñó a sus discípulos a tener su misma predilección por los enfermos y necesitados, y les confió la tarea de atenderlos en su nombre por medio de este sacramento. Aunque la muerte es un misterio que nos supera, la Unción de los enfermos nos ayuda a ampliar la mirada y a radicarla en el misterio más grande del amor de Dios. Qué alegría da saber que en los momentos de dolor no estamos solos: el sacerdote y la comunidad cristiana, reunida junto al que sufre y su familia, alimentan su fe y su esperanza y lo sostienen con la plegaria y el afecto fraterno. A eso se une el consuelo que otorga la presencia de Cristo, que nos toma de la mano y nos recuerda que le pertenecemos, y que nada, ni nadie –ningún mal, ni siquiera la muerte- podrán separarnos de Él. Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de las Diócesis de Mérida-Badajoz, Plasencia y Córdoba, así como a los Paracaidistas del Ejército de Tierra, de Madrid, y los demás fieles provenientes de España, Nicaragua, México, Argentina y otros países latinoamericanos. Invito a todos a valorar la paz y el ánimo que Cristo nos comunica en el sacramento de la Unción de los enfermos para sobrellevar cristianamente los sufrimientos. Muchas gracias.

Entre sus saludos a los numerosísimos grupos de peregrinos, el Papa se dirigió también a los participantes en un congreso dedicado al Día Mundial de las enfermedades raras, que se celebra el 28 de febrero. Con su cordial bienvenida a los enfermos y autoridades académicas, el Santo Padre expresó su profundo anhelo de que «los pacientes y sus familiares sean sostenidos adecuadamente en las dificultades de su camino, tanto en ámbito médico como legislativo».Luego, como es tradicional saludó a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Recordando que el 27 de febrero se celebra la memoria de san Gabriel de la Dolorosa, el Obispo de Roma deseó que el ejemplo de este santo ayude a los queridos jóvenes a ser discípulos entusiasmados de Jesús. Que aliente a los queridos enfermos a ofrecer sus sufrimientos en unión con los de Cristo y mueva a los queridos recién casados a hacer que el Evangelio sea la regla fundamental de su vida conyugal.