Es un escándalo que un discípulo de Jesús viva en la maldad, la mentira y la injusticia

Santiago 5, 1-6: “El salario que han defraudado está clamando contra ustedes”
Salmo 48: “Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos”
San Marcos 9,40-49: “Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al lugar de castigo”

En días pasados me encontré en una situación realmente dolorosa y difícil: en el hospital, los familiares de una enferma tenían que notificarle que era urgente amputar una pierna porque, de lo contrario, la enfermedad podría infectar todo el cuerpo y llevarla hasta la muerte. En un principio, todo fue llanto y negación, pero después, con las explicaciones y las palabras de consuelo, pareció encontrar la resignación y la aceptación.

En un momento hasta bromeó sobre su “pierna biónica”. Cada vez más nos estamos acostumbrando a estas amputaciones de una parte de nuestro cuerpo con tal de salvar la vida. Hay todavía muchos círculos donde por falso temor o por principios religiosos no se aceptan tales medidas de salud. Pero, si nos va quedando más o menos claro que hay que amputar un miembro para salvar la vida, no nos queda tan claro cuando lo que hay que abandonar y amputar, va relacionado con la vida eterna: los vicios, las ambiciones, la fama, el orgullo… hay tantas cosas que se nos han adherido y que parecería que forman parte de nuestra persona, y que sin embargo muchas veces nos están poniendo en grave peligro de muerte espiritual.

Cuando la envidia o la ambición son ocasión de perjuicio en contra del hermano, estamos poniendo en grave peligro la vida plena. El escándalo es un tropiezo grave en el camino de la fe, en especial de los pequeños, y no debe aparecer en nuestras comunidades. No sólo el escándalo sexual que ha ocasionado tanto revuelo a las últimas fechas, sino toda clase de escándalo. Y es un escándalo que un discípulo de Jesús viva en la maldad, la mentira y la injusticia. Eso tendremos que amputarlo.

Muchas veces nos hemos aficionado a los bienes terrenos, aunque sean unas bagatelas, a tal grado que preferimos la muerte antes que dejarlos. Las manos, los ojos y el corazón, se aferran tanto a los bienes materiales, que muchos prefieren morir antes que dejarlos. Así se buscan con injusticias, con mentira y con fraudes y se mata con tal de conseguirlo, como hemos visto en la lucha sorda de las mafias. Se requiere ver qué es importante en nuestra vida y de qué podemos prescindir. Escuchemos la voz de Jesús que nos invita a tener el corazón libre, limpio y sano para el verdadero amor, el amor que da libertad.

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