"Se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza" (2 Cor 8, 9).

de Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey

"Se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza" (2 Cor 8, 9).

Dios mediante, el próximo miércoles 5 de marzo, iniciamos la Cuaresma con el significativo rito de la imposición de la ceniza. Este es un tiempo privilegiado de preparación espiritual que nos lleva a las celebraciones festivas de la Pascua. Por este motivo, quiero invitar a todos los católicos para disponernos de corazón, en la fe y la caridad, para vivir una verdadera reconciliación con nuestro prójimo y una conversión sincera a nuestro Señor.

El tema que les propongo profundizar en esta Cuaresma, se centra en la pobreza de Cristo. Él, “se ha hecho pobre para enriquecernos con su pobreza”, como lo señala el Apóstol san Pablo en su segunda carta a los Corintios, en donde les alienta a ser generosos y de estar forma ayudar a los fieles que pasan necesidad.

De la misma forma, el Santo Padre Francisco, nos exhorta a reflexionar en dos puntos especiales:

  • La pobreza de Cristo
  • El testimonio de los creyentes

Dios se revela en la sencillez y en la pobreza, enviándonos a su Hijo; no lo hace mediante la riqueza y el poder del mundo. Por eso mismo, los cristianos estamos llamados a ser testigos de Cristo en la vivencia de la caridad, estando al pendiente de las necesidades de los hermanos, socorriéndolos con generosidad, no quedándonos como meros observadores de las miserias del mundo y lamentándonos de ello, sino comprometiéndonos de corazón, realizando obras concretas que ayuden a superar y aliviar toda necesidad humana.

La Cuaresma es el tiempo propicio para despojarnos de toda superficialidad, misma que atenta y destruye la dignidad humana. Este es un tiempo especial en el que debemos procurar no solo realizar sacrificios al privarnos de algún tipo de alimento, sino que debemos preguntarnos qué es lo que vamos a hacer para ayudar a quien más lo necesita.

Hay muchos seres humanos que carecen de lo más indispensable: la cercanía de un hermano que les ame, que les demuestre lo mucho que valen por ser hijos de Dios.

Considero que la mejor forma de erradicar la miseria de nuestro mundo es: comprometiéndonos a ser verdaderos instrumentos en las manos del Señor para hacer vida su palabra en el servicio y entrega generosa a nuestro prójimo, cumpliendo el mandamiento del amor en nuestro diario vivir.

COMUNICADO DE PRENSA
2 de marzo de 2014

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