México, D.F., 4 de marzo de 2014
CEM B. 104 / 2014
Miércoles de Ceniza, inicia la Cuaresma, oportunidad para seguir a Cristo, viviendo como hijos de Dios y hermanos de todos
Mensaje del Consejo de Presidencia de la CEM
Amigas y amigos:
Con el ayuno, la abstinencia y la imposición de la ceniza, comenzamos éste miércoles 5 de marzo la Cuaresma, tiempo para revisar nuestra vida a la luz de la Palabra de Dios y decidirnos a abandonar aquello que nos daña a nosotros mismos y a los demás, pidiendo al Señor que nos renueve (cfr. Sal 50).
La ceniza nos recuerda que Dios nos ha creado para la vida. Sin embrago, el pecado nos devuelve a la tierra, a la muerte. Pero Dios envió a su Hijo para que, asumiendo por amor nuestra carne, nuestro “polvo”, nos diera vida plena y eterna con su pasión, muerte y resurrección, que celebraremos en la Pascua.
Conscientes de esto, debemos exclamar con san Ignacio de Antioquía: “¿Cómo podríamos vivir sin Él?” (Ad Magnesios, 9, 1-2). Para que podamos seguirlo a fin de alcanzar la vida que nos ofrece, Jesús se ha quedado con nosotros, particularmente en la Eucaristía, cumpliendo su promesa: “yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20).
De ahí que desde el principio los cristianos hemos celebrado cada domingo la Pascua semanal (cfr. Hch 2,42). Además, a partir del siglo II se comenzó a celebrar la Pascua anual, para la que se fue estructurando un tiempo de preparación que, desde el siglo IV se llama Cuaresma, al estar formado por cuarenta días, recordando el tiempo que Jesús oró y ayunó en el desierto (cfr. Mt 4,1-2).
Como Él, guiados por el Espíritu Santo, estamos invitados a vivir un encuentro “fuerte” con Dios meditando su Palabra, recibiendo sus sacramentos, haciendo oración y “poniéndonos en forma” a través de la penitencia, que nos abre al amor al prójimo. Quienes tenemos de 18 a 59 años, estamos invitados a ayunar el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, haciendo una sola comida fuerte al día. Quienes tengamos de 14 años en adelante estamos invitados a abstenernos de comer carne roja. Excepto el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, la abstinencia de carne se puede suplir por una obra de caridad, de piedad o por un sacrificio.
En su mensaje para esta Cuaresma, el Papa nos invita a meditar las palabras de san Pablo: “Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza” (2 Cor 8, 9). El Santo Padre explica que la pobreza con la que Jesús nos libera y nos enriquece es su amor, que nos comunica la misericordia infinita de Dios. Como Él, confiando en el Padre, “estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos y a hacernos cargo de ellas”.
El Papa señala que hay tres tipos de miseria: la miseria material, la miseria moral y la miseria espiritual. La miseria material, que padecen quienes se ven privados de sus derechos fundamentales y de los bienes de primera necesidad. La miseria moral, que sufren quienes se han convertido en esclavos del vicio y del pecado, quienes han perdido el sentido de la vida, sin perspectivas para el futuro y sin esperanza, a veces a causa de condiciones sociales injustas. Y la miseria espiritual, “que nos golpea cuando nos alejamos de Dios y rechazamos su amor”.
El Obispo de Roma afirma que el Evangelio es el verdadero antídoto contra la miseria espiritual, y señala que, unidos a Jesús, “podemos abrir con valentía nuevos caminos de evangelización y promoción humana”. Promoción que, para ser tal, debe ser integral y ha de alcanzar a todos. Sólo así, se sentarán las bases para una convivencia justa, pacífica, libre y solidaria, a la que tenemos derecho todos los mexicanos.
Pidamos a Dios que, por intercesión de Santa María de Guadalupe, nos ayude a testimoniar a cuantos viven en la miseria material, moral y espiritual el mensaje amoroso y solidario del Evangelio, siguiendo a Jesús, que se hizo pobre y nos enriqueció con su pobreza.
† José Francisco, Card. Robles Ortega
Presidente de la CEM
Arzobispo de Guadalajara
† Eugenio Lira Rugarcía
Obispo Auxiliar de Puebla
Secretario General de la CEM