CARTA EN OCASIÓN DEL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

Toluca de San José, México, 8 de marzo de 2014
CEM B. 105 / 2014

A TODAS LAS MUJERES DE MÉXICO:

Con ocasión del día Internacional de la Mujer, quiero en nombre de mis hermanos Obispos de México, dirigir a todas las mujeres y hombres de buena voluntad el siguiente mensaje.

En el devenir de la historia podemos fácilmente apreciar un cambio en los sistemas familiares, hemos pasado de ser un modelo tradicional de familia a modelos “atípicos” constituidos de formas muy diversas, en donde la mujer ocupa un rol muy particular.

En la familia tradicional, el esposo tiene la función de la manutención y la esposa se ocupa de las responsabilidades domésticas y la crianza de los hijos. Sin embargo, con la entrada de la mujer a la productividad económica, muchas de ellas trabajan y aportan para la digna sustentación del hogar, sin olvidar que también en nuestra realidad las madres solteras, la mujer divorciada, la mujer viuda tienen un doble rol, el de ser padre y madre a la vez.

Son admirables todos los hogares en que la presencia y la fuerza de la mujer sostienen no sólo económicamente la vida familiar, sino el equilibrio emocional y espiritual de todos los integrantes.

El Papa Francisco en su exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium” comenta: El regalo que Jesucristo dejo a su pueblo fue la entrega de su madre: Jesús le dijo a su Madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo” y luego le dijo al amigo amado: “Ahí tienes a tu Madre” (cf Jn 19, 26-27). Jesús nos deja a esta gran mujer que llena nuestra vida, que camina con nosotros y que derrama incesantemente el amor de Dios (cf EG 285).

La Virgen María también vivió el rol de ser hija, esposa y madre. Fue la mujer trabajadora, servicial, entregada, atenta, amable, admirable y fiel. También en nuestro tiempo encontramos a muchas mujeres con estas mismas cualidades y características. María es la mujer modelo para toda mujer, que busca y lucha por responder a su existencia humana y cristiana.

Invitamos a todas las mujeres que han llegado a sentirse heridas por el desaliento, por la soledad, por la ingratitud, por los sufrimientos y cansancios de la vida, a que cobren ánimo, sabedoras que todos sus esfuerzos valen la pena y que las palabras de la Virgen María a San Juan Diego sean un consuelo, un aliciente para encontrar en su interior la fuerza del amor de Dios: “No se turbe tu corazón… ¿No estoy yo aquí, que soy tu madre? (Nican Mopohua, 118-119) (cf EG 286).

Finalmente pedimos a Dios nuestro Padre las bendiga, cuide y proteja. Que la intercesión de Santa María de Guadalupe, les ayude a vivir su vocación y dignidad de mujeres.

¡Muchas Felicidades!

+ Francisco Javier Chavolla Ramos
Obispo de Toluca
y Responsable de la Dimensión Episcopal de Familia