La corona de las familias para la Sma. Virgen de Juquila

Marzo 16 de 2014

Nuestra sociedad está sumergida en una profunda crisis económica, política y social; se trata de una profunda crisis de fe y de valores que está causando una descomposición generalizada. Son palpables los daños graves a la familia en lo que toca a la dignidad y respeto de la vida humana, al matrimonio, a la educación y sexualidad, valores que son pilares de la vida social. Desde la fe, las crisis son llamadas fuertes y urgentes a replantearnos la manera de comportarnos; los católicos no podemos quedar indiferentes, tenemos la exigencia evangélica de ser fermento y sal en nuestra sociedad con la luz de la fe y el amor de Dios.

Nos anima a asumir nuestro compromiso la distinción de la Coronación Pontificia de Nuestra Señora de Juquila. La Corona más agradable a la Santísima Virgen será llegar al 8 de Octubre con familias más sanas, más unidas, más fuertes en la fe y en el amor; la Virgen nos convoca a forjar esta Corona Espiritual con tareas comunes a la familia y las propias de cada miembro según su responsabilidad, edad, trabajo y situación. Ella nos quiere ver caminar y llegar juntos, reconciliados.

Vamos a centrarnos en tres tareas fundamentales: 1- Purificar y fortalecer la fe en y desde la familia; 2- Proyectar la fe en el barrio o comunidad, en la escuela y lugar de trabajo, en el trato con las personas; 3- Trabajar y orar por la reconciliación y la paz social en Oaxaca. Trabajar por y desde la familia es el mejor camino para lograr la superación de las personas y de nuestras comunidades. Luchemos para que cada familia cristiana sea una escuela de fe y un taller donde se aprenda y se ejercite a vivir cristianamente; la oración, la formación en la fe y la comunión sean allí los pilares y motores de la vida.

El trabajo y ofrenda de esposos, de mamás y papás, será luchar por mantener unida y sana su familia en la fe y en el amor, erradicar toda adicción y vicio, violencia intrafamiliar y egoísmos. Renueven y consoliden su sacramento del matrimonio, aseguren que sus hijos desde los 7 años de edad participen en el proceso de la Iniciación Cristiana y, a quienes falte algún sacramento, motívenlos a prepararse para recibirlo; vivan y disfruten el domingo como el Día del Señor y de la familia participando en la Misa o Celebración Dominical. Sacar tiempo para dialogar como esposos y con sus hijos cerrará heridas y les ahorrará muchos problemas; la oración diaria en familia les dará luz y fuerza, serenidad y paz interior; así llegarán a comprender y asumir el camino de la fe.

Mi llamado a los católicos alejados y, a los bautizados que viven juntos sin el sacramento del matrimonio, prepárense bien para recibir este sacramento sino hay impedimento.

Como orfebres, desde su hogar cada familia trabaje esta corona; recojan y cultiven lo mejor que tienen: devociones, trabajo y sacrificios, buenas costumbres y tradiciones. Habrá que fundirlas, purificarlas y engarzarlas en el crisol de una fe más viva y fiel que pase por la reconciliación y el perdón, por los sacramentos, por el esfuerzo de ser más honestos y solidarios; que se proyecte en el trato con los demás. Desde la presencia y trabajo diario de cada uno, oremos y luchemos para que el Señor nos conceda la reconciliación y la paz social en Oaxaca. La corona de metal precioso será la expresión visible que nos recordará este compromiso con la Santísima Virgen.

Como peregrinos de a pie vamos a prepararnos, a marcarnos jornadas en nuestro camino de fe, aceptar austeridad y sacrificio, caminar juntos, atender y no perder de vista a los buenos guías para no caminar solos ni desviarnos hasta llegar a la meta de la mano de la Santísima Virgen.

Apostamos por la vivencia viva de la fe desde las familias para levantar la vida de muchas personas, de comunidades y colaborar por la reconciliación y la paz social. Cambiar las costumbres de la familia para mejorarla no es fácil pero vale la pena trabajarlo hasta lograrlo; hagamos todos este año un esfuerzo extra para dar un impulso histórico que marque y deje huella por años; hagámoslo de la mano de la Santísima Virgen en su advocación de Ntra. Sra. de Juquila.

Con mi oración y bendición para todos.

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