IV Domingo de Cuaresma, ciclo A

¡Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz!

Primera lectura: (1Samuel 16,1b.6-7.10-13ª).

Marco: La lectura se centra en el acontecimiento de la unción de David. Saúl fue ungido Rey por Dios por medio de su profeta Samuel. Pero no respondió en fidelidad. Samuel decide ungir a otro, a David. La lectura de este domingo hay que entenderla en este marco.

Reflexión

¡Gloria y fracaso de la monarquía en Israel! Sabemos que la historia recogida en la Biblia está muy interpretada teológicamente. Por eso es muy difícil saber todos los detalles que provocaron la situación. Pero hay que tenerla en cuenta si queremos entender bien el fragmento. La historia de la salvación debe ser tomada en toda su seriedad como historia, que es humana sujeta a todas las debilidades, flaquezas y grandezas de lo humano; y por otra parte, es una historia de la salvación, es decir, que la dirige secretamente Dios, que es el Señor de la historia, para llevar adelante su proyecto salvador. ¡David, el rey ideal! David supo llevar adelante la institución utilizando toda su prudencia y su astucia. En este marco histórico aparece la figura del profeta que sanciona de parte de Dios una realidad histórica. David es ungido por el profeta. Es entrañable la dramatización literaria de la escena: son siete hermanos, pero Dios elige al menor, el más joven, al pequeño. Detrás de la presentación literaria hay una realidad teológica de valor y de importancia. El detalle de elegir al pequeño aparece frecuentemente en la historia de la salvación. Dios ama a los pequeños, a los pobres, y les elige para llevar adelante su plan de salvación.

Segunda lectura: Efesios 5,8-14.

Marco: El autor aborda el tema de la unidad de la Iglesia, puesta en peligro. En los capítulos 4, 5 y 6 el autor trata los temas de la unidad de la Iglesia, la vida nueva en Cristo, la moral familiar y el combate al que ha de estar preparados los creyentes.

Reflexiones

¡Procedencia de los cristianos de Éfeso! Los destinatarios de la carta a los Efesios pertenecieron al paganismo. Han sido el resultado de la evangelización cristiana, ya que no pertenecían al pueblo de Dios. Este pueblo estaba en la luz porque Dios habitaba en medio de él. Los judíos se gloriaban de que la Toráh es luz para los hombres. Los paganos, vivían en las tinieblas. Estos pensamientos dependen del dualismo mitigado que utiliza Pablo en sus cartas, al igual que lo hace la escuela joánica, es decir, dividir a los hombres en dos categorías: los que son de arriba y los que son de abajo, los que pertenecen al ámbito de la carne y los que pertenecen al ámbito del espíritu, los que viven en la luz y los que viven en tinieblas. El autor de la Carta a los Efesios recoge y sigue esta misma forma de expresión. Por tanto, estas palabras han de ser leídas y ofrecidas como el don de la luz que Dios ofrece a todos los hombres que vienen a este mundo (Jn 1). ¡El compromiso de una vida cristiana coherente! La respuesta al don gratuito es comprometerse en una vida coherente con la fe. Las actitudes de los creyentes en medio del mundo han de ser la expresión visible de la luz. Pablo recuerda en sus escritos hasta 50 actitudes positivas (o virtudes) diferentes y otras tantas de carácter negativo (o vicios). Abarca todos los ámbitos en que se desarrolla la vida del creyente.

Evangelio: (Juan 9,1-41).

Marco: Jn 9-10 constituye un conjunto con un único tema central: Jesús es la luz del mundo. Y, como todos los episodios, se construye con un signo y discursos que desarrollan lo apuntado en el signo. El signo milagroso es la curación de un ciego de nacimiento. El discurso se compone de una serie de pequeñas unidades que desarrollan el tema.

Reflexión

¿Es de verda justo y se atreve a quebrantar el sábado? Jesús ha realizado este milagro en día de sábado. Surge una dura discusión y enfrentamiento entre los judíos (fariseos) y Jesús, pero a través del ciego de nacimiento. En un estilo hondamente dramático se plantean varios problemas: ¿cómo es posible que un hombre de Dios quebrante el descanso sabático? En los diálogos se plantean algunos interrogantes: ¿Es verdad que este hombre era ciego? ¿es verdad que se ha realizado el milagro? El ciego es acosado una y otra vez, incluso el recurso a sus padres, para asegurarse del hecho. El ciego responde una y otra vez que él era ciego y ahora ve. El no entiende demasiado los sutiles planteamientos de los juristas judíos. Pero él parte de algo irrefutable: era ciego y ahora ve. ¡El creyente en Jesús sometido a un proceso! El texto es claramente bautismal. La fórmula "abrir los ojos" se utiliza siete veces. El autor joánico quiere expresar que el ciego está "totalmente" curado. La séptima vez (9,32) refleja los tres temas: ceguera, totalidad y pecado están estrechamente unidos. En ese caso la totalidad significa lo siguiente: que el ciego recobra la vista y es purificado también de su pecado. Está ya presto para recibir la iluminación de la fe en Jesús, Hijo del hombre (9,35-37). La misma problemática era ya reconocida a propósito del relato de la curación del enfermo en la piscina de Betzatá (Jn 5).

El camino pedagógico de la fe.

1º) En el camino de la fe el primer paso es el encuentro con el Jesús que vivió realmente entre nosotros. En este encuentro se sustenta todo el proceso que conduce hasta reconocerlo como el Señor. Es necesario hablar, conocer y reconocer al Jesús de la historia para llegar al Señor de la fe. Es la teología de la encarnación en su sentido más auténtico.

2º) El profeta es un hombre que habla en nombre de Dios; un hombre que dice la verdad anunciando una palabra de Dios que denuncia, anuncia y consuela. Es el hombre de la palabra de Dios. La palabra que conduce a los hombres a la más genuina libertad y dignidad como personas y como hijos de Dios (Jn 8,31ss).

3º) Jesús, como nuevo Moisés, viene de Dios y realiza las obras de Dios para la salvación del pueblo y para conducirlo al encuentro con Dios (mediante la alianza y la experiencia pascual de la liberación). ¡Jesús viene de Dios! es una afirmación permanente en el evangelios de Juan. Es necesario insistir en esta consoladora verdad y proclamarla al mundo que nos toca evangelizar.

4º) El Hijo del hombre. Otra forma de expresar la fe mesiánica. Los judíos expulsaron a los cristianos de la sinagoga por confesar que Jesús era el verdadero Mesías. Expulsarlo de la sinagoga equivalía a quedarse en una indefensión total jurídica y socialmente hablando. Porque el judaísmo era una religión permitida por las autoridades romanas. Una verdadera persecución. No se trata de un asunto teórico, sino de un asunto vital.

5º) Creo, Señor. Y le adoró. La meta de la fe es el reconocimiento de que el hombre llamado Jesús es el Señor, Dios volcándose en la salvación de los hombres. El Señor de la historia. El que da sentido pleno al ser humano abriéndole el camino de la trascendencia a partir de la humanidad. Y le adoró porque le reconoció como Señor. Un acto de fe como el de Tomás al final del evangelio: ¡Señor mío y Dios mío!

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)