Lecturas del Martes, Segunda Semana de Cuaresma

Date: 
Mar, 2012-03-06

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro de Isaías 1,10.16-20:

Oíd la palabra del Señor, príncipes de Sodoma, escucha la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra: "Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar mal, aprended a obrar bien; buscad el derecho, enderezad al oprimido; defended al huérfano, proteged a la viuda. Entonces, venid y litigaremos -dice el Señor-. Aunque vuestros pecados sean como púrpura, blanquearán como nieve; aunque sean rojos como escarlata, quedarán como lana. Si sabéis obedecer, lo sabroso de la tierra comeréis; si rehusáis y os rebeláis, la espada os comerá. Lo ha dicho el Señor

Sal 49,8-9.16bc-17.21.23 R/. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios

«No te reprocho tus sacrificios ,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños. R/.

¿Por qué recitas mis preceptos y
tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos? R/.

Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú;
El que me ofrece acción de gracias, ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios.» R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 23,1-12:

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: "En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido."

II. Oramos con la Palabra

CRISTO, sólo tú eres mi Maestro: sólo tú tienes palabras de vida eterna. Tu Padre es mi Padre: quien me ha dado la vida que no tendrá fin. Sólo tú eres mi Maestro y Consejero. Yo soy tu servidor, el hijo de tu esclava: rompiste mis cadenas.

Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 publicado por EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

“Aprended a obrar bien, buscad el derecho”

Tanto las lecturas como el salmo de hoy traen el mismo mensaje, mensaje de conversión y de fidelidad, de coherencia entre lo que hacemos y lo que decimos.

Isaías acusa al pueblo, no por el culto y los sacrificios que ofrecen a Dios, sino porque lo hacen de una manera ritualista, puro fingimiento, olvidan lo importante del culto a Dios: la rectitud de corazón. Es necesaria una conversión y el profeta invita a ella:” Lavaos, purificaros…” , no en lo exterior, sino las manchas del interior, de las malas acciones, a buscar y obrar el bien. ¿Cuál es este bien?: respetar el derecho de las viudas, de los huérfanos e indigentes, hacer justicia con el oprimido…

Hoy podemos traducirla a nuestro lenguaje: ayuda a los parados, búscales trabajo para que puedan vivir dignamente, acoge con cariño y generosidad a los necesitados, comparte con ellos tus bienes… No dudemos, si lo hacemos así, que cada uno, en la medida de nuestras posibilidades, estamos en el mejor camino de conversión, tendremos la bendición de Dios en todas nuestras empresas y su ayuda en nuestras necesidades. Él nunca se deja vencer en generosidad, se realizará lo que dice el salmo: “Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios”.

“Pasó por el mundo haciendo el bien”

Jesús exhorta a la gente a cumplir las enseñanzas de la Ley impartidas por los escribas y fariseos, los cuales son fieles a la letra de la misma pero olvidan su espíritu. Esto resta autoridad ante el pueblo que les escucha sin interés.

Los evangelios (Mc 1,22 y Mt 7,29) afirman que Jesús hablaba con autoridad, no como los escribas y fariseos. El pueblo daba crédito a sus palabras, por eso le atendían y seguían en masa, por su fidelidad en el mensaje, hablaba y cumplía lo que decía. Era humilde, enseñaba con sencillez, no imponía normas difíciles de cumplir, no hacía las cosas para que la gente le ensalzara, al contrario, cuanto hacía era en bien de los demás, especialmente de los enfermos, pobres y necesitados, por eso, su palabra era creíble. Vivía lo que proclamaba, era fiel al anuncio del Reino en su doble dimensión: Dios y los hermanos, de ahí dimanaba su autoridad: de la fidelidad a las exigencias del Espíritu de la Ley.

Aprendamos de Jesús, anunciemos el Evangelio con la Palabra y con la vida, como Él “Que pasó por el mundo haciendo el bien”. Esta sí será nuestra verdadera conversión.

Hna. María Pilar Garrúes El Cid
Misionera Dominica del Rosario