2014-05-10 Radio Vaticana
(RV).- La Iglesia pobre y en salida, con responsabilidad de ser profecía como comunidad, que sueña el Papa Francisco. Recordando «el gesto revolucionario en la Iglesia de dar una estructura e institucionalizar los Institutos seculares», el Papa improvisó unas palabras y recordó a su amado predecesor Pío XII y la constitución apostólica Provvida Madre Ecclesiae, agradeciendo el importante apostolado que realizan en el mundo, sin ser del mundo. Y lo hizo al recibir a los participantes en la Asamblea nacional de la Conferencia italiana de los Institutos Seculares:
« Gracias por lo que hacen en la Iglesia. Muchas gracias por la oración y la acción. Gracias por la esperanza y no olviden eh?: sean revolucionarios!
También en sus palabras improvisadas el Papa Francisco los alentó a custodiar la dimensión contemplativa del Señor y a perseverar en su vocación cristiana en todos los ambientes y realidades de la sociedad – política, economía, educación, familia. Y los invitó a no desalentarse, por pequeños que se sientan ante las dificultades. Lo importante es que pidan al Señor la gracia de la esperanza.
La esperanza que nunca defrauda. Misioneros apasionados, llevando la alegría y la ternura del encuentro con Cristo, estando en el mundo sin ser del mundo, pobres entre los pobres, siempre en camino. Con su cordial bienvenida a los participantes en la Asamblea nacional de la Conferencia italiana de los Institutos Seculares, el Papa Bergoglio, les entregó un discurso en que señala que conoce y aprecia su vocación, alentándolos a no desanimarse, al ser una de las formas más recientes de vida consagrada reconocidas y aprobadas por la Iglesia, y quizá por ello aun no comprendida en pleno.
«¡No se desalienten: ustedes forman parte de esa Iglesia pobre y en salida que sueño! Por vocación ustedes son laicos y sacerdotes como los demás y entre los demás, llevando una vida ordinaria, sin signos exteriores, sin el apoyo de una vida comunitaria, sin la visibilidad de un apostolado organizado o de obras específicas. Tienen sólo la riqueza de la experiencia totalizante del amor de Dios y por ello, son capaces de conocer y compartir las fatigas de la vida en sus múltiples formas, fermentándolas con la luz y la fuerza del Evangelio».
No se salva el mundo desde fuera, así como la Palabra de Dios se hizo hombre, para llevar el mensaje de Cristo hay que compartir, sin distancias y privilegios, sin lenguajes incomprensibles, las vivencias, escuchar la voz y el corazón del hombre, con comprensión y respeto, siendo hermanos, pastores, padres, maestros y servidores, pone de relieve el obispo de Roma, evocando las palabras del Papa Pablo VI, en su Encíclica Ecclesiam suam, sobre el mandato de la Iglesia en el mundo contemporáneo y poniendo de relieve el tema elegido para su su Asamblea: "En el corazón de los acontecimientos humanos: los retos de una sociedad compleja".
Tema que «indica el campo de su misión y de su profecía. Están en el mundo pero no son del mundo, llevando dentro de ustedes lo esencial del mensaje cristiano: el amor del Padre que salva. Están en el corazón del mundo con el corazón de Dios», afirma el Papa, recordando que «su vocación hace que se interesen en cada hombre y sus instancias más profundas, que a menudo permanecen calladas o encubiertas. En virtud del amor de Dios, que han encontrado y conocido, son capaces de cercanía y ternura. De esta forma pueden estar tan cerca como para tocar al otro, sus heridas y sus expectativas, sus solicitudes y necesidades, con una ternura que es una expresión de la atención que borra cualquier distancia. Al igual que el Samaritano que pasó cerca, vio y tuvo compasión. Éste es el movimiento que los compromete en su vocación: pasar al lado de cada hombre y hacerse prójimo de cada persona que encuentre; porque su estar en el mundo no es simplemente una condición sociológica, sino una realidad teologal, que los llama a ser concientes, atentos, sabiendo percibir, ver y tocar la carne del hermano».
Si ello no sucede, si se ha vuelto distraídos o, peor aún, no conocer este mundo contemporáneo, sino ese mundo más cómodo, que halaga, entonces es urgente una conversión, subraya el Papa Francisco. Conversión, cuya urgencia señala también, en caso de que no escuchen las necesidades, los anhelos, las desilusiones y las esperanzas de las personas. En caso de que no brinden esperanza a los jóvenes, ayuda a los ancianos. ¡Nunca pierdan el impulso de caminar por las calles del mundo, la conciencia de que caminar, aun con paso incierto y tropezando, siempre es mejor que estar estancados!
«La pasión misionera, la alegría del encuentro con Cristo, que los impulsa a compartir con los demás la belleza de la fe, aleja el riesgo de quedarse atascados en el individualismo. El pensamiento propone que al hombre como artífice de sí mismo, guiado sólo por sus propias decisiones y sus propios deseos, a menudo recubiertos con el traje aparentemente hermoso de la libertad y el respeto, amenaza con socavar los cimientos de la vida consagrada, especialmente de la secular», por lo que el Obispo de Roma asegura que «es urgente volver a evaluar su sentido de pertenencia a su comunidad vocacional que, precisamente porque no se funda en una vida común, encuentra sus puntos fuertes en el carisma».
Se trata de redescubrir la responsabilidad de ser profecía como comunidad, con humildad y paciencia, siendo testimonios y don para su país y para la Iglesia, movidos por el Espíritu Santo para ayudar a la comunidad eclesial a asumir esta mirada de bien y encontrar caminos nuevos y valientes para llegar a todos, dijo también el Papa, con una nueva exhortación:
«Pobres entre los pobres, pero con el corazón ardiente. Nunca estancados, siempre en camino. Juntos y enviados, aun cuando están solos, porque su consagración hace que ustedes sean una chispa viva de la Iglesia. ¡Siempre en camino con esa virtud que es una virtud peregrina: la alegría!
¡Gracias, queridos amigos, por lo que son! ¡El Señor los bendiga y la Virgen María los proteja! ¡Y recen por mí!
(CdM – RV)