Continuando con temas que ayuden a la formación de los adolescentes y jóvenes, hay que estudiar y analizar estos tres tipos de comunidades, para que ustedes padres de familia vean a cuál de ellas les gustarían que estuvieran integrados sus hijos. Todos comprendemos y sabemos que el ser humano desde el Edén parisaico, comenzó a delinquir. El impulso a la delincuencia, a hacer el mal, es algo enraizado en la misma naturaleza humana, que quedó astillada desde la primera desobediencia llena de soberbia, propuesta por Belcebú, príncipe de los demonios y fue aceptada por los primeros padres del género humano. Los estudiosos de materias psicosociales, están de acuerdo en afirmar que tanto las bandas como las pandillas de delincuentes, son un fenómeno del mundo actual y hacen referencia a la evolución estadística de la delincuencia de adolescentes y jóvenes, afirmando que desde siglos anteriores han existido verdaderas banda y pandillas y no siempre estuvieron integradas por adolescentes o jóvenes pobres o de la calle. Hay otros varios factores, tanto familiares como sociales que influyen para que la calle sea un lugar de reuniones, de dicha y placer para jóvenes y adolescentes. Pero para disfrutarla se necesita dinero, que no se tiene y hay que buscarlo y obtenerlo a como dé lugar y empiezan a planear sus actividades delictivas en compañía de otros cómplices, integrando así lo que se llama “banda”. En la que se vagabundea en forma errante y holgazana, con escapismo de los padres y maestros. Y así se va formando una comunidad de inadaptados con las consiguientes consecuencias sociales. Todo el vecindario se inquieta cuando cierto número de jóvenes se reúnen en forma regular, en determinado sitio y empieza a nacer la hostilidad y la desconfianza, a lo cual la “banda” responde con agresividad, con sonrisas de superioridad. Pero la repulsa social y la distancia cada vez aumentan más. Y aunque la “banda” no se haya formado, para la delincuencia y criminalidad, se da la predisposición a la conducta antisocial e improvisada, pero siempre con repercusiones sociales. La delincuencia juvenil va en aumento; las causas son múltiples y variadas. Siendo la principal los hogares destruidos, cuya raíz está lastimada en forma grave.
LA PANDILLA
Otro tipo de comunidad social agresiva es la “pandilla”, asociación de jóvenes o adolescentes que se reúnen para la juerga y la evasión. El vandalismo ha manifestado una seria agresividad contra la sociedad, haciendo muy pesada y llena de tensión la convivencia social, en la que se dan los robos, que sí no se corrigen a tiempo a los miembros de la pandilla, al caminar del tiempo tendremos una delincuencia lucrativa a gran escala, de larga duración y de más graves consecuencias. Este tipo de agrupaciones están relacionadas con factores particulares muy especiales e importantes. Como es en primer lugar el ambiente familiar. El hogar es la primera escuela a donde asiste el ser humano y los padres de familia son los primeros maestros, tanto con sus consejos, como con el ejemplo que es la mejor cátedra. Y aunque no se puede establecer una relación directa entre las características del medio familiar y el ser miembro de uno de estos grupos, sí influye que el hijo sea un inadaptado en el ambiente familiar. Muchos padres de familia ignoran la riqueza de las relaciones personales en el interior del hogar. Las relaciones que se viven en familia, influyen en forma definitiva en la integración de los hijos en la sociedad, porque la familia es escuela de educación: y sí en la familia se vive un ambiente sano en todos aspectos, allí encontrarán los hijos un ambiente sano, para su fortalecimiento físico y espiritual. Pero si la familia está destrozada desde su origen, los hijos son los que pagan las consecuencias y sufren: desilusión, viven en la desconfianza y la extienden para todos los adultos. Viven en la inseguridad y en el miedo. La educación en la familia es insustituible, por eso la enorme necesidad de tener familias integradas y felices. Cuando la familia se disuelve, las consecuencias son nefastas para toda la sociedad.
EL GRUPO: DE LA PARROQUIA, DE TRABAJADORES, DE EMPRESARIOS, DE AGRICULTORES Y DEMAS.
El grupo es otra cosa muy diferente: Allí se encuentra una unión programada y una alianza para el bien y el crecimiento moral, religioso y material. En el grupo parroquial el adolescente y el joven reciben una recta orientación de la vida y se le ayuda a crecer y formar su personalidad. A cultivar los valores humanos y cristianos, a saber compartir las alegrías y las tristezas, los triunfos o los fracasos; a entrar en relación amistosa de aprecio y confianza. Se les ayuda al adolescente y al joven a hacer consciencia del deber de ser instrumentos de cambio y promoción social. A que sepa tomar compromisos y opciones claras y valientes, para que ayude con su buen comportamiento al cambio social que tiene su mejor expresión en las energías y valores de la juventud. En los jóvenes está la preparación de un mundo mejor del que después disfrutarán. En el grupo se encuentra la alegría de la comunicación y hay confianza relativa para abrir la interioridad. La etapa crítica de la adolescencia encuentra en el grupo aliento y fuerza para superar las dificultades propias de esa edad. Se le ayuda a entrar poco a poco a la madurez psicológica, para que sepa caminar por sus propios pasos, bien dirigidos y pise con firmeza sobre el vaivén de la vida. Que sepa tomar decisiones con madurez y su comunicación en cualquier ambiente en que se encuentre sea nítida, clara, sin prejuicios. En el grupo se ayuda a madurar al adolescente y al joven. La personalidad se va impregnando de valores humanos y cristianos. No olvide que el grupo ayuda a modelar desde luego mejorando las actitudes de la conducta del adolescente y del joven. Ahora para que el grupo sea educativo, formativo y transformador, debe ser permanente, porque la transformación de las personas no es cuestión de relámpagos y truenos, sino de una tarea lenta, extensa e intensa. Por eso los adolescentes y jóvenes deben asistir en forma permanente. Es urgente que los padres de familia, hagan conciencia de su deber de educar a sus hijos. Pero como ellos no pueden hacerlo todo, mande a sus hijos a los grupos parroquiales; en donde se le ayuda a que sus hijos se formen, eduquen y tengan una recta escala de valores, para que sean hombres de provecho a la sociedad. ¿Le gustaría que su hijo fuera miembro de una banda o pandilla de delincuentes o de un Grupo Parroquial para que sea hombre de Bien? ¡Piénselo! Los sindicatos, son grupos de los trabajadores asociados, junto a los empresarios, que tienen como fin, la tutela de los intereses profesionales, económicos y morales de los asociados; trabajadores y empresarios. Esta clase de grupos, tiene fines muy importantes en su función, como son una jornada de trabajo más humana y que sea justamente remunerada para que el trabajador pueda vivir con dignidad humana. Y así los demás grupos de personas en los que se busca trabajar por el bien, el progreso justo de los agremiados. En el tema presente: “Grupos religiosos, para fomentar los valores religiosos y éticos”. ¡Joven incorpórate a un grupo parroquial! ¡Arriba y adelante!