La gloria del Padre consiste en que lo conozcan los hombres y encuentren así su propia felicidad

3 Junio (AUDIO)

San Carlos Lwanga y compañeros mártires.
Hechos 20, 17-27: “Quiero llegar al fin de mi carrera y cumplir el encargo que recibí del Señor”
Salmo 67: “Reyes de la tierra, canten al Señor. Aleluya”
San Juan 17, 1-11: “Padre, glorifica a tu Hijo”

Nuevamente nos encontramos con San Juan y sus juegos de palabras que nos ayudan a profundizar temas que son de gran importancia para nuestra vida. Ahora nos habla nada menos que de la gloria de Dios. Cuando uno escucha como Jesús se refiere al Padre y afirma que toda su vida es para glorificación del Padre y que el Padre también le dará gloria al Hijo, podríamos pensar como un círculo que se cierra en las dos personas o bien en la Trinidad cuando estas afirmaciones también se refieren al Espíritu Santo. Sin embargo, nada más lejos de esta idea: la gloria del Padre sólo será completa, hablando a nuestro modo humano, cuando lleve la felicidad a los hombres. La gloria del Padre consiste en que lo conozcan los hombres y encuentren así su propia felicidad. La gloria del Padre consiste en que los hombres tengan vida eterna y Jesús enfoca toda su actividad y todo su anuncio a conseguir que los hombres participen de esta vida eterna.

Por eso manifiesta el nombre de su Padre, les proclama que son sus hijos y los invita a que cumplan su Palabra. La gloria del Padre es también la principal tarea de todo ser humano. Pero atención, la gloria no nos llevará a despreocuparnos por el bienestar de los hombres, sino al contrario nos comprometerá en serio a la construcción de un mundo que realmente le de gloria al Padre. ¿Podríamos decir que la naturaleza le dará gloria al Padre cuando la hemos destruido y utilizado para el bien de unos cuantos? ¿Dará gloria al Padre el egoísmo y la ambición que nos lleva a olvidarnos de la verdadera vida de los demás? ¿Estaremos dando gloria a nuestro Padre cuando nos regimos por la mentira y la injusticia? La verdadera gloria que podemos tributar a Dios está muy unida a la búsqueda de la verdadera vida para toda la humanidad. Hoy tendremos que revisar si ha valido la pena nuestro caminar por este mundo, si hemos dado gloria a Dios. San Pablo en la primera lectura reconoce que toda su vida la ha dedicado a “anunciar el evangelio de la gracia de Dios”, que ha servido y que ha dado gloria a Dios. Aunque se encuentra prisionero reconoce que bien ha valido la pena su entrega y su servicio. ¿Nosotros como hemos vivido? ¿Estamos dando gloria a Dios?