Lecturas del sábado, 11ª semana del tiempo ordinario, ciclo A

Pastoral: 
Litúrgica
Date: 
Sáb, 2014-06-21

I. Contemplamos la Palabra

1ª Lectura: 2ª Crónicas 24, 17-25

Después de la muerte de Yehoyadá vinieron los jefes de Judá a postrarse delante del rey, y entonces el rey les prestó oído. Abandonaron la Casa de Yahveh, el Dios de sus padres, y sirvieron a los cipos y a los ídolos; la cólera estalló contra Judá y Jerusalén a causa de esta culpa suya. Yahveh les envió profetas que dieron testimonio contra ellos para que se convirtiesen a él, pero no les prestaron oído. Entonces el espíritu de Dios revistió a Zacarías, hijo del sacerdote Yehoyadá que, presentándose delante del pueblo, les dijo: “Así dice Dios: ¿Por qué traspasáis los mandamientos de Yahveh? No tendréis éxito; pues por haber abandonado a Yahveh, él os abandonará a vosotros”. Mas ellos conspiraron contra él, y por mandato del rey le apedrearon en el atrio de la Casa de Yahveh. Pues el rey Joás no se acordó del amor que le había tenido Yehoyadá, padre de Zacarías, sino que mató a su hijo, que exclamó al morir: “¡Véalo Yahveh y exija cuentas!”.
A la vuelta de un año subió contra Joás el ejército de los arameos, que invadieron Judá y Jerusalén, mataron de entre la población a todos los jefes del pueblo, y enviaron todo el botín al rey de Damasco, pues aunque el ejército de los arameos había venido con poca gente, Yahveh entregó en sus manos a un ejércitomuy grande; porque habían abandonado a Yahveh, el Dios de sus padres.
De este modo los arameos hicieron justicia con Joás. Y cuando se alejaron de él, dejándole gravemente enfermo, se conjuraron contra él sus servidores, por la sangre del hijo del sacerdote Yehoyadá, le mataron en su lecho y murió. Le sepultaron en la Ciudad de David, pero no le sepultaron en los sepulcros de los reyes.

Sal 88, 4-5. 29-30. 31-32. 33-34 R. Le mantendré eternamente mi favor.

Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David, mi siervo: «Te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades.» R.
«Le mantendré eternamente mi favor, y mi alianza con él será estable; le daré una posteridad perpetua y un trono duradero como el cielo. » R.
«Si sus hijos abandonan mi ley y no siguen mis mandamientos, si profanan mis preceptos y no guardan mis mandatos.» R.
«Castigaré con la vara sus pecados y a latigazos sus culpas; pero no les retiraré mi favor ni desmentiré mi fidelidad.» R.

Evangelio: Mateo 6,24-34

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. - Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos. »

II. Compartimos la Palabra

“Habéis abandonado al Señor y él os abandonará a su vez”

La revelación de Dios, lo que ha querido transmitirnos a través de la historia, ha sido progresiva y no lineal. Un ejemplo de ello es lo que nos dice la primera lectura. Durante un cierto tiempo, en el Antiguo Testamento se afirmaba el principio de la retribución, de acuerdo con el cual los buenos recibían premios y los malos, los que se apartaban de Yahvé, castigo. El Cronista es rotundo en aplicar este principio. El Rey Joás y su pueblo abandonaron a Yahvé para irse detrás de los ídolos, no dieron oídos a los profetas e incluso mataron a uno de ellos, a Zacarías. Todo ello provocó la cólera de Dios, que entregó al pueblo de Judá en manos extrajeras y el rey Joás fue asesinado por los suyos. Todo ello en castigo por haber abandonado a Yahvé.

Esta concepción no está acorde con los gestos y las enseñanzas de Jesús, con el padre del hijo pecador, con el perdonar hasta setenta veces siete, con el “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”, con Dios es Amor… Sabemos que lo nuestro es seguir a Jesús.

“Buscad el Reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura”

El cogollo, el núcleo del mensaje de Jesús es el reino de Dios. Nos asegura que Dios está dispuesto a reinar, no como un tirano sino como un buen Padre, sobre cada uno de nosotros, dando lugar a esa sociedad de los que quieren regir sus vidas por Dios. A lo que nos anima Jesús es a que nombremos a Dios como Rey y Señor de nuestra vidas, porque él nos conducirá por los caminos del amor, de la verdad, de la justicia, de la sencillez, de la honradez, de la fraternidad… los caminos que nos llevarán a disfrutar de la felicidad limitada en esta vida y de la felicidad total en el cielo, donde todos los ídolos y dioses falsos van a desaparecer para siempre y solo Dios va a reinar.

En nuestro trayecto terreno va a haber otros muchos dioses que van a llamar a nuestra puerta para que les hagamos caso, para que les dejemos que sean ellos los que rijan nuestra vida. Jesús menciona a uno de esos dioses: el dinero.

Si nos relacionamos con Dios como lo que somos, sus hijos, porque realmente Dios es nuestro Padre que nos ama entrañablemente y nos cuida, Jesús nos pide que no andemos agobiados y temerosos de lo que nos pueda pasar. Estamos en buenas manos. Lo que no quiere decir que no pongamos nosotros la parte que nos corresponda en la tarea de vivir nuestra vida cristianamente. “Buscad el Reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura”.

San Luis Gonzaga (1568-1591). Siendo de familia noble y salvando la oposición de su padre entró en la Compañía de Jesús en 1585. Habiéndose declarado una peste en Roma, se dedicó a atender a los enfermos y contrajo la misma enfermedad que ellos que le llevó a la muerte.

Fray Manuel Santos Sánchez
Real Convento de Predicadores (Valencia)