2014-08-08 Radio Vaticana
(RV).- El Santo Padre sigue con profunda preocupación las noticias dramáticas que llegan desde el norte de Irak y que afectan a personas indefensas. Especialmente afectadas son las Comunidades cristianas: es un pueblo en fuga de sus ciudades a causa de la violencia que se está librando en estos días y turbando la región.
Durante el Ángelus del pasado 20 de julio, el Papa Francisco había exclamado con dolor: “Nuestros hermanos son perseguidos, son echados, deben dejar sus casas sin tener la posibilidad de llevarse nada! Aseguro a estas familias y a estas personas mi cercanía y mi constante oración. Queridos hermanos y hermanas tan perseguidos, yo sé cuánto sufren, yo sé que son despojados de todo. Estoy con vosotros en la fe con El que ha vencido el mal”.A la luz de los angustiantes acontecimientos, el Santo Padre renueva su cercanía espiritual a todos aquellos que están pasando por esta dolorosa prueba y se une a los sentidos llamamientos de los obispos locales, pidiendo, junto a ellos y para sus tribuladas comunidades, que se eleve incesante por toda la Iglesia una oración coral para invocar al Espíritu Santo el don de la paz.
Su Santidad también dirige su llamamiento urgente a la Comunidad Internacional, para que, activándose para poner fin al drama humanitario en acto, se esfuerce para proteger a quienes se ven afectados o amenazados por la violencia y para asegurar las ayudas necesarias, especialmente aquellas más urgentes, a tantos desplazados, cuya suerte depende de la solidaridad de los demás. El Papa hace un llamamiento a la conciencia de todos y a cada creyente repite: “El Dios de la paz suscite en todos un auténtico deseo de diálogo y de reconciliación. La violencia no se vence con la violencia. ¡La violencia se gana con la paz! Recemos en silencio pidiendo la paz. Todos en silencio... María, Reina de la Paz, ruega por nosotros!”(Ángelus, 20 de julio de 2014).
(GM – RV)